En esta era que vivimos, llevar una vida con hábitos saludables, es algo que nos interesa y persigue casi a partes iguales. Dieta y deporte, son dos términos que nos instalan, los cuales algunos llevan con orgullo, y otros sufren en silencio. Pero, ¿Es este el secreto de la longevidad? ¿De verdad es lo único que necesitamos para vivir más años?
Ya podemos afirmar que no. Nada impuesto, restrictivo y que nos presione, puede ser nunca el secreto para una larga vida saludable. No porque se quede corto en términos, sino en esencia. Y es que quizás si partimos de la salud, podamos enmendar un camino hacia la longevidad que sin duda, depende de otros muchos factores.
De este modo, si cambiamos tener que hacer dieta, por comer bien; y hacer deporte, por no llevar una vida sedentaria, quizás comencemos a sentir que algún peso nos quitamos de esta carga vital. A ello, hay que sumarle rutinas para gestionar las emociones, tiempo de descanso y por supuesto, fórmulas para que la salud mental, esté en concordancia con las dolencias físicas.
Ahora sí, podemos comenzar a hablar quizás no de vivir más, pero seguro, de vivir mejor. Sin embargo, ya hay quien ha allanado el camino y a esta base, le ha sumado la experiencia vital de las personas más longevas del mundo. Se trata del escritor Dan Buettner, quien tras recorrer gran parte del globo terráqueo, ha definido lo que denomina: zonas azules. Esto es, los lugares donde vive la gente más longeva del mundo. ¿Te atreves a averiguar qué ha descubierto?
LOS 9 HÁBITOS DE DAN BUETTNER PARA VIVIR MÁS
Dan Buettner ha resumido en 9, los hábitos de vida para vivir más años. Para ello, ha viajado por todo el mundo y ha designado los que él considera ‘Zonas azules’, o lugares donde viven más centenarios. Estos son: Cerdeña (Italia), Nicoya (Costa Rica), Okinawa (Japón), Loma Linda (California) y Ikaria (Grecia). Al margen de factores como la genética que indudablemente es crucial en este sentido, Buettner ha determinado 9 factores como clave de la longevidad.
El primero de ellos, ‘la regla del 80%’. En Okinawa, siguen repitiendo el mantra confuciano «Hara hachi bu» antes de cada comida, para recordarse que solo deben comer hasta que sus estómagos estén al 80 por ciento de su capacidad. Por tanto, practican aquello de no comer hasta reventar. Del mismo modo, los habitantes de las zonas azules, coinciden en también legendario refrán de «Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo».
En la misma sintonía, se encuentra el hábito número dos, y es que otro factor común es la dieta, la cual está basada en plantas. De este modo, las judías, la soja o las lentejas, componen la base de sus comidas. ¿Significa esto que son vegetarianos? Lo cierto es que no, pero el consumo de carne no suele exceder las cinco porciones al mes. De la misma forma, y como otro hábito a sumar, eliminan de su dieta casi por completo la ingesta de alcohol.
En cuarto lugar, otro hábito repetido gira en torno al deporte. Pero lejos de incluirse términos como fitness, running o crossfit, los ciudadanos de las zonas azules abogan por vivir en lugares que les obliguen a moverse para sus quehaceres diarios. De este modo, caminan por terrenos de distinta índole, y muchos de ellos tienen su propio huerto que cuidan de la manera más rudimentaria. Así pues, podemos ver como comer bien y hacer deporte es importante, pero la esencia de cómo se realiza, lo es aún más.
LA IMPORTANCIA DE LA PARTE MÁS ESPIRITUAL
En los hábitos que restan, se demuestra que hay mucho más detrás de un buen autocuidado. Buena muestra de ello es el que hace en número cinco: tener un propósito en la vida, algo que le de sentido, puede alargar tu vida hasta siete años. En sexto lugar, Buettner añade la importancia de la religión. Eso sí, da igual el tipo de creencia, pertenecer de este modo a una comunidad, alarga la vida.
En séptimo lugar, los habitantes de las zonas azules coinciden en la forma en la que conviven con el estrés. Este quizás sea el hábito más llamativo, pues no se trata de evitarlo, ya que asumen que es imposible, sino de vivir con él. Pero, ¿Cómo lo consiguen? En definitiva, llevando a cabo rutinas que les aporten descanso y felicidad. De este modo, hay lugares donde la solución es la siesta, otras donde lo es rezas y otras que combaten este mal reuniéndose con su comunidad.
Y justo de ahí, parte el octavo hábito, y es que según esta investigación, la relación con la familia es clave para vivir más. De este modo, convivir con padres y abuelos, luchas por una relación sana de pareja y cuidar con entrega a los hijos, es sin duda un factor para llegar a una edad más tardía con salud. Finalmente, y muy al hilo de lo anterior, las personas que nos rodean y que estas, compartan nuestro estilo de vida, es fundamental para vivir muchos más años.