Un ejemplo de ayuda para las personas con discapacidad. Ese es James Sutliff, de Leicester (Reino Unido), de 36 años. Él era jugador de rugby semiprofesional Sin embargo, una distonía en el año 2012 le cambió la vida. Tras el diagnóstico, se formó para ser preparador físico y entrenador personal. Eso sí, especializado en ayudar a personas con diferentes afecciones y discapacidad a mantenerse en forma.
La distonía es un trastorno del movimiento que se caracteriza por contracciones musculares involuntarias, sostenidas o intermitentes, que causan movimientos de torsión repetidos y/o posturas anómalas que, en ocasiones, pueden causar mucho dolor.
«El viaje desde mis primeros síntomas hasta el diagnóstico duró cinco años. Los especialistas creían que la causa más probable de mi distonía era un traumatismo craneal repetido», contó James a Men’s Heath.
Los problemas del habla y la falta de movilidad, sin embargo, no impidieron a James dedicar su tiempo en hacer lo que realmente quería: ayudar a otras personas.
James tuvo que reaprender a hacer ejercicio, a controlar su cuerpo y conocerlo para sacarle el máximo potencial. El camino no fue fácil, pero, gracias al deporte volvió a ganar la confianza y la seguridad en sí mismo que había perdido.
Ahora, James disfruta ayudando a otras personas con discapacidad a fortalecer sus músculos y mejorar su resistencia como entrenador personal.