La moringa es una planta tropical procedente de la India a la que mucho consideras un superalimento por sus labores nutritivas y antioxidantes. Este supuesto ‘superpoder’ se le atribuye a su gran concentración de antioxidantes, nutrientes y aminoácidos esenciales.
El aceite de semilla de este alimento es dulce, no se pega y tampoco se enrancia. Además, los productos hechos a base de moringa contienen propiedades antibióticas, contra el tripanosoma y la hipotensión, según afirman la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO).
Uno de los productos más solicitados derivados de la moringa, es la moringa en polvo, muy popular y consumido por deportistas o amantes del fitness, tanto en batidos, como a la hora de incorporarlo a nuevas recetas. Con tan solo una cucharada se logra regular en la sangre los niveles de antioxidantes, ya que contiene ácido clorogénico y quercitina.
Por otra parte, la moringa oleifera es la especie económicamente más valiosa y procede de Asia meridional, donde crece en el Himalaya, pero se cultiva extensamente por los trópicos. De este tipo de planta podemos encontrar hasta nueve especies distintas al este de Etiopía, al norte de Kenia y en Somalia, siendo ocho de ellas endémicas de África.
Principales beneficios de la moringa
El árbol de la moringa pertenece al orden de las Brassicales, donde también se incluyen otros como la col, el rábano, los berros y el brócoli. Todas estas plantas contienen isotiocianatos, moléculas con azufre, cianuro y azúcares, que son saludables biológicamente.
Está demostrado que los isotiocianatos incrementan los niveles de las enzimas de destoxificación de fase dos, y se han llevado a cabo varios análisis que demuestran que esto también ayuda a disminuir la incidencia de cáncer en células in vitro, en animales y en varios estudios en humanos.
Ante los grandes beneficios de la moringa y su bajo precio, las organizaciones no gubernamentales la envían a poblaciones en situación de vulnerabilidad, de ahí su nombre de ‘árbol milagro’. De hecho, también cuenta con calcio y vitamina A, por lo que se le utiliza en programas para prevenir la ceguera infantil.
Además de las propiedades expuestas previamente, estas semillas pueden consumirse peladas y maceradas para facilitar la digestión. Es más, se pueden obtener de ellas un aceite que favorece la producción de leche materna, y también se constituyen como un excelente suplemento alimenticio, al contener Omega 3, 6 y 9.
La moringa es un superalimento que ayuda en la batalla contra diversas enfermedades, razón por la que cada vez son más los que deciden comprar este alimento. Según diversos estudios, la moringa tiene eficacia para combatir la artrosis, artritis, diabetes, así como diversos síntomas, entre éstos, inflamaciones hepáticas, renales y digestivas.
Consejos para hacer una infusión de moringa
Para poder realizar una infusión de moringa, lo primero que debemos tener en cuenta es que es mejor en frío para poder preservar los isotiocianatos contenidos en la planta. Por lo tanto, debemos dejarla en agua a temperatura ambiente una media hora antes de ingerirla, poniendo de tres a cinco gramos de hoja seca en un litro de agua.
Luego debemos fusionarla en agua hirviendo durante 6-7 minutos y se cuela. Lo recomendable es tomarlo entre comidas para una mejor hidratación nutricional, antioxidante y ligeramente laxante.