Un 31 de diciembre de 2006, la vida de Nico, un joven argentino, cambió por completo. Un salto fatal a la piscina le fracturó la quinta y sexta vértebra cervical, por lo que perdió la movilidad en sus piernas y pasó a moverse en silla de ruedas.
Después de un largo y complicado proceso de rehabilitación de seis meses, Nico volvió a su casa, su vida, sin embargo, nada era igual y se sentía limitado en todos los aspectos. Pese a ello, este joven logró sacar fuerzas y continuó luchando por ganarse su propia autonomía y volver a rehacer su vida.
Fue en ese momento cuando un amigo le pudo conseguir un trabajo, donde un día hubo un evento relacionado con los perros de asistencia, algo que llamo la curiosidad de Nico. Después de pensárselo, Nicolás eligió a Sofía, un perro guía que le ayudase a poder ser mucho más autónomo y de esta manera poder volver a vivir solo para que así su madre pudiese descansar también.
Desde el accidente, Nico solo quería volver a ser independiente
Este joven, que ya lleva más de 14 años en silla de ruedas, tan solo quería ser independiente. «Tenía un solo objetivo en mente: que un día cuando alguien le preguntara a mi vieja por mí, dónde estaba yo o qué estaba haciendo, ella simplemente pudiera contestar: ‘No tengo idea, llamalo«, cuenta Nicolás Stupenengo en sus redes sociales.
«Quería recuperar mi autonomía, mi independencia, mi soledad, y que ella también recuperara la suya. Que supiera que no iba a hacer falta que esté siempre al lado mío o pendiente de mi, que yo puedo solo. Cuando recuerdo el primer día que eso pudo ser, aún me emociono», recalca años más tarde de lo ocurrido, un joven que vio como su vida cambió pero en ningún momento tiró la toalla.