Según se acercan ciertas estaciones del año se ponen de moda nuevos alimentos que cumplen importantes funciones nutricionales. Este es el caso de alimentos como las bayas de goji, el aceite de coco, la espirulina o la col kale. Estos llamados superalimentos tienen una lista interminable de beneficios y nutrientes, pero, ¿son realmente superalimentos?
Estos productos generan un gran interés y expectación entre aquellos que quieren mantenerse saludables. Para hacernos una idea simple, Wikipedia define el concepto de «superalimento» como «un término de mercadotecnia para referirse a ciertos alimentos que aparentemente proporcionan numerosos beneficios a la salud humana, como resultado de una alta densidad nutricional».
Este tipo de definiciones han generado que numerosas empresas y personajes públicos decidan incluirlos en su día a día. Los superalimentos están llenos de una gran cantidad de nutrientes específicos vitales para la salud, tales como vitaminas y minerales, proteínas o sustancias denominadas bioactivas, como fibras o polifenoles, cuyo impacto positivo en la salud está más que demostrado.
Sin embargo, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) no tiene un término muy definido para este tipo de alimentos. Tampoco la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que no reconoce la definición de «superalimento». Además, algunas de las alegaciones de salud del etiquetado o publicidad de los alimentos podrían generar conflicto con las directrices establecidas en los Reglamentos de la Unión Europea.
Estos mensajes y alegaciones, que podrían inducir al error, pueden hacer pensar a que el consumo de dicho superalimento es suficiente para garantizar el aporte de todos los nutrientes necesarios en una dieta equilibrada.
¿Existen los superalimentos?
Por el momento tan solo hay un alimento que contiene todos los nutrientes necesarios y que podría considerarse como un superalimento. Estamos hablando de la leche materna, un alimento que contiene todas las cantidades adecuadas para una persona hasta los seis meses de edad.
Pese a ello, ninguno de los anteriores productos llamados como «superalimentos» han demostrado tener un número de nutrientes demasiado elevados a que otros tipos de alimentos que consumimos a diario. Debemos decir que algunos de ellos sí tienen una composición que puede resultar bastante interesante para incluir en una dieta. Eso sí, siempre acompañado por una forma de alimentación equilibrada y sin sustituir ningún alimento.
¿’Marketing’ o realidad?
El hecho de que ahora llamemos «superalimentos» a ciertos alimentos que en el pasado no tenían tanta importancia puede deberse a una cuestión de ‘marketing’ y de como han ido cambiando nuestros días. Por una parte, la sociedad ya no solo busca solo productos nutritivos, sino que además, hay un gran interés por aquellos alimentos con capacidad de mejorar el estado de salud.
Asimismo, queremos y demandamos algo rápido y de inmediata actuación. El hecho de llevar una dieta saludable y hacer ejercicio requiere de una constancia y una fuerza de voluntad que no todos tienen, por lo que aquí los llamados «superalimentos» ganan terreno por sus supuestos beneficios inmediatos.
Por lo tanto, esto se ha convertido en un auténtico filón para las empresas de salud, que utilizan este término en su proceso de ‘marketing’ para resaltar aún más los aspectos de un alimento que puedan proporcionar un beneficio a la salud. Esto puede asimilarse a los casos de la col rizada, el kale o el brócoli.
Si bien, existe una gran evidencia sobre el papel de estos alimentos en la salud. Por ejemplo, la col rizada y la berza tienen un mayor contenido de calcio, folato, riboflavina, vitamina C, K y A que otras crucíferas, mientras que su contenido en fitoquímicos es muy parecido. Sin duda, las hortalizas crucíferas pueden dar grandes beneficios a la salud, pero es muy complicado concluir si una es mucho más saludable que otra.