La incapacidad permanente es una herramienta con la que cuenta la Seguridad Social, para cubrir a los trabajadores que a causa de las secuelas que sufren a causa de una enfermedad o accidente, tienen que dejar total o parcialmente de trabajar. Una forma de no dejar desamparados a quienes pierden su capacidad para llevar a cabo la actividad profesional que venía ejerciendo, o en algunos casos, cualquier tipo de empleo. Y es que de no ser así, estos trabajadores no podrían salir adelante.
Para ello se establece una pensión que va acorde a las circunstancias de cada trabajador. Es decir, no existe una pensión fija para todo el mundo. No tendría sentido, pues no es lo mismo cubrir económicamente a quien no puede volver a trabajar, que a la persona que cuenta con secuelas que no le permiten volver a su puesto, pero sí ganarse un salario en otra actividad adaptada a sus nuevas circunstancias. Para determinarlo, la Seguridad Social distingue cuatro grados: parcial, total, absoluto y gran invalidez.
Camino hasta la incapacidad permanente
Hay trabajadores que pasan un auténtico infierno hasta conseguir la incapacidad permanente. No porque el sistema esté mal diseñado, sino porque la administración debe cerciorarse de que concede esta situación a quienes realmente lo necesitan. Y claro, por el camino, hay quienes pueden pasarlo mal. Pero, ¿Cómo puedo saber si me corresponde solicitar una incapacidad permanente?
Para solicitar una incapacidad permanente, por lógico que parezca, solo necesitas sufrir una dolencia que te impida llevar a cabo normalmente tu trabajo. En el caso que nos ocupa, el de un dolor de cabeza constante, lo primero que debe hacer el trabajador si no puede cumplir así con sus obligaciones, es pedir una baja laboral por incapacidad temporal. Para ello, solo necesita acudir al médico y que este le prescriba que necesita un periodo de tiempo para recuperarse.
Cabe señalar, que el tiempo máximo que una persona puede estar con una incapacidad temporal, es de un año. No obstante, existe la opción de prorrogar esta situación, de seis en seis meses, hasta los dos años. Este tiempo está pensado con objeto de que el trabajador pueda seguir un tratamiento y mejorar su dolencia. Sin embargo, en este caso del dolor de cabeza persistente, pueden ocurrir tres cosas para llegar a solicitar una incapacidad permanente:
- Que el facultativo médico comunique a la Seguridad Social que no va a haber mejoría. Es la opción menos probable.
- Que sea el propio afectado quien solicite la incapacidad permanente.
- Que tras agotar todos los periodos existentes, la Seguridad Social determine que no habrá mejoría, e inicie la solicitud para conseguir una incapacidad permanente.
Imposibilidad de trabajar por un dolor de cabeza constante
Por tanto, la respuesta ante si es posible solicitar una incapacidad permanente por un dolor de cabeza constante, la respuesta es que sí. No obstante, el trabajador que sufre esta dolencia, deberá pasar por un profesional médico que realice los informes pertinentes de la dolencia. Del mismo modo, este deberá acreditar que el diagnóstico es que no mejore aunque se cubra por completo el periodo de una incapacidad temporal.
Cabe señalar además, que dentro del listado de enfermedades por las que se concede una incapacidad permanente, se contemplan las migrañas, cuyo signo más evidente es el dolor de cabeza. Esto significa, que ya existen precedentes de trabajadores que han conseguido una incapacidad permanente por un dolor de cabeza.
Por tanto, llegado el momento, el trabajador deberá rellenar el formulario pertinente, y presentarlo ante la Seguridad Social, acompañado de todos los datos personales, certificados médicos, y todo lo necesario para acreditar su situación, y enfrentarse al tribunal médico de la Seguridad Social. Precisamente será esta entidad, la que determine si finalmente obtiene la incapacidad permanente.