La inclusión de las personas con discapacidad es muy importante en nuestra sociedad. De hecho, cuanto antes se comience a llevar a cabo, mejor para este colectivo. Por ende, la escuela y el deporte inclusivo son buenos escenarios para llevar a cabo estas medidas. De esa manera, en las aulas de Educación Física, la transmisión de conocimientos va más allá de las destrezas técnicas y las habilidades motrices. Por ello, dentro de la enseñanza deportiva se encuentra un elemento fundamental y esencial en el desarrollo integral de los estudiantes: la formación en valores.
La educación actual debe, por tanto, formar a personas que sean competentes en sus respectivas disciplinas al mismo tiempo que interiorizan principios sociales que les ayuden a afrontar su vida diaria.
“El deporte inclusivo fomenta la empatía, el respeto y la solidaridad. Es crucial que los alumnos sin discapacidad comprendan tanto el ‘qué’ como el ‘por qué’ de las actividades inclusivas. Al entender las razones tras de la inclusión, los niños desarrollan una conexión emocional con la importancia de apoyar a sus compañeros con discapacidad. Este enfoque estimula la conciencia, la aceptación y fortalece el tejido social al cultivar un sentido de responsabilidad y colaboración entre los estudiantes, contribuyendo así a la formación integral de personas más empáticas y comprometidas”, explica Javier Pérez, director de la Cátedra Fundación Sanitas de Estudios sobre Deporte Inclusivo (CEDI).
En este sentido, la CEDI, impulsada por Fundación Sanitas y la Universidad Politécnica de Madrid para colaborar en actividades de docencia, generación de conocimiento y difusión en torno al deporte inclusivo, considera que dentro de esta metodología se encuentran tres dominios motivacionales clave: hedonismo, universalismo y logro. Estos constituyen los cimientos sobre los cuales se construye la experiencia educativa.
El Deporte Inclusivo en la Escuela
Estos pilares alcanzan su máxima expresión gracias al programa Deporte Inclusivo en la Escuela (DIE), que pone en práctica diferentes iniciativas en los centros escolares con el objetivo de sensibilizar a los jóvenes acerca del deporte paralímpico y el fomento de la participación de las personas con discapacidad en estos contextos.
“A través del DIE apoyamos la presencia de deportistas paralímpicos en las aulas. La experiencia de estos atletas, que han superado barreras y desafíos, sirve como un testimonio inspirador que va más allá de las palabras. Por lo tanto, el contacto directo con deportistas paralímpicos no solo brinda a los estudiantes la oportunidad de aprender sobre la diversidad de capacidades, sino que también actúa como un catalizador para el reconocimiento y la empatía. En definitiva, al observar de cerca las historias de superación, los alumnos se conectan con ideales como la perseverancia, la resiliencia y el respeto”, continúa Javier Pérez.
El DIE aporta también un componente técnico, puesto que desde la Cátedra se ofrece material e infraestructura para que estos deportes se puedan practicar realmente de manera inclusiva. Las instalaciones deportivas deben convertirse en un espacio donde las diferencias se celebran y se reconocen a fin de promover un sentido de pertenencia y compañerismo”, concluye el director de la CEDI.