Acceder a la jubilación conlleva un cambio de vida drástico para muchas personas, especialmente para aquellas personas que llegan a este momento laboralmente activos. Supone un cambio total de las actividades cotidianas, que no todo el mundo está preparado para afrontar.
Después de toda una vida trabajando y realizando diferentes actividades laborales, no es fácil acceder a la jubilación. Esto ocurre porque la persona tiene todo el tiempo para realizar cualquier acción que le apetezca y principalmente porque se rompen sus acciones cotidianas.
No obstante, algunas personas acceden a la jubilación sin ningún tipo de impacto emocional y con la alegría propia de dejar atrás toda una vida trabajando. Pero también pueden darse casos de choques de realidad y dificultades de transición de un estado laboral hacia la jubilación.
Cómo afecta la jubilación a la salud mental
A priori, acceder a la jubilación se relaciona con alegría por dejar de trabajar para el resto de la vida y tener mayor tiempo para disfrutar de la familia, viajes o actividades de ocio que anteriormente no podían llevarse a cabo por falta de tiempo.
Sin embargo, los expertos en salud mental son conscientes que en muchos casos puede darse una situación de shock mental al pasar de la vida laboral activa a la jubilación. En algunos casos también puede conllevar cambios en el nivel de vida por pérdida de poder adquisitivo con respecto a los ingresos que obtenía por trabajo.
Por todo ello, es recomendable organizar la jubilación. Es decir, establecer un planteamiento previo para que la transición de una situación a otra sea menos impactante y permita afrontarla de la mejor manera posible. Y es que la jubilación debería de ser un periodo de tranquilidad, descanso y disfrute.
Necesidad de planificar el retiro laboral
En muchas ocasiones, se insiste en que los trabajadores deben planificar su jubilación con planes de ahorro o planes de pensiones privados para complementar la cuantía a percibir por la pensión contributiva pública de jubilación.
Sin embargo, no se hace especial hincapié en la necesidad de planificar emocionalmente el momento de la retirada de la vida laboral y el inicio de la etapa de jubilación. Normalmente, el impacto emocional no suele notarse hasta pasar unos meses, puesto que al principio el trabajador se sentirá como en una especie de vacaciones laborales.
Sin embargo, al cabo de los dos o tres meses, el trabajador puede notar cierta sensación de aburrimiento o no sentirse realizado con su «nueva vida». Esta es una etapa común en muchos jubilados y especialmente la que más impacto puede provocar en la salud mental. Esta sensación es más acuciante en personas que viven solas.
A partir de ese momento, el jubilado debe afrontar su nueva situación y encontrar nuevas motivaciones, ‘hobbies’ o actividades que ayuden a sentirse bien consigo mismo. Con tanto tiempo libre, las posibilidades de disfrute diario y actividades son numerosas. La clave esta en encontrar la felicidad dentro de esa nueva vida alejada de la actividad laboral.
Finalmente, la situación de jubilación pasará a normalizarse y formar parte de la vida cotidiana del pensionista. Es en ese momento cuando la persona en cuestión es consciente al 100% de todas las ventajas que ofrece la jubilación después de una larga vida laboral.