Muchas personas tienen ciertas dudas sobre el consumo de huevos, cuándo puede ser perjudicial para la salud o el modo más adecuado de conservarlo en casa. Si bien, de cara dilucidar todas estas dudas, es necesario tener en cuenta una serie de elementos.
Normalmente, cuando compramos un paquete de huevos empaquetados en un supermercado se encuentran a temperatura ambiente. Sin embargo, es común que en los hogares los huevos se conserven en el frigorífico a baja temperatura.
Para dejar claro este asunto, la dietista-nutricionista Bárbara Pérez, explican en ‘Infosalus‘, algunos detalles importantes sobre el huevo como alimento; así como sus métodos de conservación.
La realidad es que los huevos se encuentran a temperatura ambiente para evitar que en el proceso de transporte y de comercialización se produzcan cambios de temperatura en el producto. Dicha alteración de la temperatura puede provocar una condensación de agua en la capa superficial de los huevos y facilitar la entrada de microorganismo a través de la cáscara. Todo ello supondría un riesgo sanitario.
Conservación adecuada de los huevos
Esta especialista en nutrición argumenta que «por eso no se refrigeran los huevos antes de su venta. Luego ya en nuestras casas casi todos los refrigeramos en la nevera porque se estropean más despacio, y por eso la mayor parte de la gente lo hacemos así porque se estropean menos».
Es cierto que el frigorífico es la zona que menos oscilación térmica se produce. Sin embargo, muchas personas tienden a colocar los huevos en la huevera de una puerta, un lugar que precisamente es el más expuesto al abrir y cerrar la nevera.
«Siempre abrimos la puerta y es la parte que más se puede calentar porque es la que está más en contacto con el aire de la cocina; aunque si abrimos poco el frigo puede haber poca oscilación térmica», detalla la especialista Bárbara Pérez.
Así, la mejor alternativa es conservar los huevos en un recipiente apto para la conservación de los mismos; siempre intentando que sea en la zona del frigorífico en la que se produzca menos oscilación de la temperatura.
Además, esta experta en nutrición informa que «en los huevos hay que mirar si tienen fecha de caducidad o de consumo preferente. Muchas veces podemos ver si tienen la cáscara rota o algún desperfecto y en estos casos ya sabemos que el interior puede estar contaminado».
Por último, otro consejo útil para aplicar en casa es no cascar el huevo en el mismo recipiente donde vayamos a comer o cocinar. Y es que si uno se encuentra en mal estado, podríamos contaminar el resto del recipiente. Igualmente, es importante observar que no presente un olor o color extraño.
Cuidado con el riesgo de salmonella
La principal patología que puede ocasionar una mala conservación de huevo es una intoxicación alimentaria conocida como salmonella. Esta suele ocurrir especialmente en huevos sin un tratamiento térmico adecuado.
En referencia a la salmonella, la doctora Bárbara Pérez comenta que «en mayonesas o en tortillas sin cuajar aumentamos el riesgo de que existan microorganismos. Siempre la preparación del huevo tiene que alcanzar una temperatura de 75 grados».
Finalmente, desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomiendan no lavar los huevos ni limpiarnos, debido a que esta acción podría dañar su cáscara y facilitar la entrada de bacterias.