Grupo Santander ha informado en un comunicado que «recientemente tuvo conocimiento de un acceso no autorizado a una base de datos de la entidad alojada en un proveedor». El banco implementó de inmediato medidas para gestionar el incidente, bloqueando el acceso a la base de datos y reforzando las medidas de prevención contra el fraude para proteger a los clientes.
Tras la investigación realizada, la entidad confirma que se ha accedido a información de clientes de Santander en Chile, España y Uruguay, así como de todos los empleados y algunos exempleados del grupo. En el resto de mercados y negocios del banco, no hay datos de clientes afectados.
En la base de datos del Banco Santander no hay información transaccional
Banco Santander aclara que la base de datos no contiene «información transaccional ni credenciales de acceso o contraseñas de banca por internet» que permitan realizar operaciones con el banco. Las operaciones y sistemas de Santander no se han visto afectados, por lo que los clientes pueden seguir operando con seguridad
«Lamentamos la situación y estamos informando proactivamente a los clientes y empleados directamente afectados. Hemos notificado oportunamente a reguladores y fuerzas de seguridad, y continuaremos colaborando con ellos», termina el comunicado del banco.
El incremento de ciberataques a los bancos ha obligado a los reguladores a priorizar la lucha contra las consecuencias de estos incidentes. Los datos más recientes indican que los ciberataques al sector bancario aumentaron un 53% el año pasado a nivel mundial, con las entidades sufriendo un total de 4.414 ataques.
En respuesta a esta situación, tanto el Banco de España como el Banco Central Europeo están presionando a las entidades para que implementen planes de respuesta ante estos hackeos. Este año, 109 bancos supervisados por el BCE se someterán a pruebas de resistencia para evaluar su capacidad de respuesta y recuperación frente a un ciberataque, en lugar de su capacidad para prevenirlos.
El Fondo Monetario Internacional también advirtió el mes pasado sobre los riesgos que estos ciberataques representan para la estabilidad del sistema financiero. Según sus cálculos, las pérdidas asociadas a los hackeos sufridos por los bancos se han cuadruplicado desde 2017, alcanzando los 2.500 millones de dólares.