La vitamina K se va haciendo hueco entre la pizarra principal de las vitaminas, en parte, por su gran capacidad de beneficio a nuestra flora intestinal.
Para quien no lo sepa aún a estas alturas, la microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos situados en nuestro sistema digestivo.
Ahí viven en coordinación continua de las bacterias buenas y malas que produce nuestro tracto digestivo. Hasta que aparece la vitamina k en nuestras vidas.
Un nutriente esencial
También denominada filoquinona, si nos referimos a la K1, o menaquinona, si nos referimos a la K2, siempre en función de su composición química.
La Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, incluye la vitamina k como uno de los nutrientes más beneficiosos que podemos encontrar en los alimentos.
- Asimismo, también subraya cómo se le llama a esta vitamina k la vitamina antihemorrágica, y es que su déficit afecta directamente a la coagulación.
- Ello puede conllevar un riesgo de sangrado excesivo, por lo que debemos evitar a toda costa que esto suceda.
- Respecto a la filoquinona o K1, podremos recibirla en nuestro sistema gracias a la dieta y a la procedencia de alimentos de origen vegetal.
- Tales como verduras y hortalizas de hoja verde como son la col rizada, el brócoli o el repollo, grandes candidatos a formar parte de tu plan alimenticio.
- Respecto a la menaquinona, podemos hallarla en menores cantidades y procede de origen animal, principalmente.
La Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación fija que esta vitamina K puede sintetizarse por las bacterias a nivel intestinal.
Si cuidamos nuestra microbiota intestinal, será algo muy importante para nuestros niveles de vitamina K.
Debemos comprender que es difícil encontrar deficiencia en nuestro organismo así como exceso, pero no debemos relajarnos y consumir siempre alimentos con vitamina K.
Alimentos con vitamina K
Debemos ser conscientes de que la destrucción de la microbiota puede conllevar a valores menores de vitamina K.
Se puede producir un exceso de medicación como antibióticos o alcoholismo, entre otros, que pueden ir mermando nuestra flora intestinal.
Podemos hallar vitamina K en algunos alimentos tales como las espinacas, la lechuga, el perejil, el nabo, el brócoli, las coles de Bruselas o el repollo.
Fácilmente podemos encontrar también fuertes contenidos de esta vitamina en guisantes y judías verdes, ideales para almuerzos y cenas con muchos nutrientes.
También en la patata y el aguacate, que cada vez está más presente en nuestro día a día, y con el que se puede hacer muchas recetas.
Y en frutas que no podemos obviar como las ciruelas y los frutos rojos. No dejes de tomar fruta porque son una fuente esencial de vitaminas.
Ya en menor proporción, podremos encontrar vitamina K en quesos, carnes magras y huevo.