Uxía es una estudiante de primaria que padece una enfermedad denominada osteogénesis imperfecta, mejor conocida como la enfermedad de los huesos de cristal, además de una dolencia cardíaca (Síndrome de Wolf-Parkkinson-White), que le impide hacer esfuerzos.
El problema de Uxía se encontraba en que en su colegio no tenían ascensor para que ella pudiese trasladarse con su silla de ruedas a la clase donde estaban todos sus compañeros. Desde entonces, la pequeña ha estado condenada a quedarse sin recreo y depender de terceras personas para poder asistir a las clases en la segunda planta de su colegio que no tiene ascensor.
Es por ello, que al enterarse del caso la Consellería de Educación envió al CEIP Pintor Antonio Fernández de Goian, una inspección para evaluar la solución más apropiada para la pequeña, llegando a la conclusión de que su aula se trasladará a la planta baja, donde se acondicionará lo más rápido posible para poder impartir clases en ella.
«Además mañana mismo, se va a incorporar al centro una auxiliar cuidadora durante el tiempo de uso de la silla de ruedas», explica la Consellería de Educación. El objetivo de la madre de la pequeña de lograr un ascensor, sigue en píe y no solo por ella, que tan solo le queda un año en el centro, sino para “cualquier niño que pueda necesitarlo en un futuro”, declaraba la madre de la menor.
Esta lucha por toda la comunidad educativa de madre e hija, ha desatado la ola solidaria de más de 200 asociaciones de padres y madres, que respaldan la demanda del ascensor pero valoran especialmente “el arrojo, la empatía y la nobleza” de madre e hija, “Porque no piden nada sino que defienden algo bueno para toda la comunidad educativa”.