Las carencias de accesibilidad física en los centros de salud y hospitales continúan existiendo, por la falta de adecuación de la altura de mostradores, la ausencia de grúas o camillas adaptadas, pasillos estrechos o falta de señalización adecuada a las necesidades de personas con discapacidad, según concluye un informe de la Fundación ONCE.
La investigación recoge los resultados de las dos primeras fases del proyecto ‘Accesibilidad e Innovación Social en la atención sanitaria. Las TIC como facilitador para un uso eficiente de la Sanidad’, que pretende buscar soluciones a problemas y retos en el sistema sanitario.
Respecto a la accesibilidad, el estudio concluye que los avances en el ámbito de sanitario son «evidentes», pero avisa de que, para que se cumpla la accesibilidad universal, los entornos, servicios y procesos sanitarios deben ser «plenamente usables» por cualquier persona (concertación de una cita, utilización de los espacios sanitarios, comunicación con los profesionales médicos, etc.). «Hay muchas evidencias de que esto no se cumple», señala.
Según destaca este estudio, los momentos en los que los usuarios encuentran mayores dificultades son localizar las consultas, usar los sistemas de gestión de turnos y/o acceder a la consulta desde la sala de espera. Además, las personas con discapacidad visual o auditiva, en muchas ocasiones, no tienen forma de saber cuándo y dónde les toca pasar.
Asimismo, el informe concluye que el entorno de urgencias es uno de los espacios en dónde las valoraciones de la accesibilidad son más bajas, sobre todo, en los momentos anteriores y posteriores al triaje.
Acceso a la información
Tampoco se garantiza todavía, según apunta la investigación, la accesibilidad a la información a las personas con discapacidad mediante herramientas como la lectura fácil, braille, lengua de signos, medios de apoyo a la comunicación oral, entre otros. Habitualmente, esta información se facilita al usuario «en texto y con un lenguaje a veces demasiado técnico que no todas las personas pueden entender».
En materia de servicios de atención personal que ofrecen los centros de salud u hospitales, la investigación sostiene que el de acompañamiento a pacientes es el más demandado. Sin embargo, destaca que las personas con discapacidad suelen recurrir a familiares o asistentes personales.
Por otra parte, el estudio refleja que, en el caso de las personas sordas signantes, éstas experimentan dificultades para comunicarse con el personal sanitario por la falta de intérpretes de lengua de signos. En este sentido, reconocen que en algunas comunidades autónomas ha habido «un gran avance al facilitar el servicio de tele-interpretación».
La investigación de la Fundación ONCE indica que las personas con discapacidad que han participado en ella manifiestan que «aún hay bastantes barreras actitudinales del personal sanitario por falta de conocimiento o formación».
Uso de las TIC
En relación con el uso de las TIC en el sistema sanitario, el informe afirma que «la falta de accesibilidad en estas tecnologías hace que las personas con discapacidad tengan dificultades para utilizar los servicios sanitarios».
En este caso, señala por ejemplo, aplicaciones de gestión de citas por internet o sistemas de gestión de turnos inaccesibles para personas con discapacidad visual. «Las personas con discapacidad no suelen participar en los proceso de diseño de dicha tecnología», subraya.
El informe busca dar visibilidad a las necesidades de las personas con discapacidad en acceso y uso de los servicios sanitarios y conocer el uso que se hace de las TIC en las diferentes gestiones e interacciones con los servicios sanitarios, así como en el control de la salud tanto desde la perspectiva de los pacientes como de los profesionales.
Para ello, se ha llevado a cabo una revisión documental; se ha realizado una encuesta ‘online’, que ha contado con la participación de 940 personas; y se han creado cuatro grupos de discusión para profundizar en las opiniones tanto de las personas usuarias como de los profesionales del sistema sanitario.