El Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES), impulsado por Fundación ONCE, ha advertido sobre el riesgo que se enfrentan miles de personas que viven solas cuando se produce la llegada de olas de calor en pleno verano. En este sentido, las personas más vulnerables son las mayores o con discapacidad.
Además, los expertos destacan que el verano es una mala época para los ciudadanos que se sienten solos, ya que el 12,4% de ellos dicen acusar más este sentimiento en la época estival que en otros momentos del año.
Entre los principales factores que influyen en el sentimiento de soledad no deseado, que hacen que el verano sea más duro, encontramos:
- El hecho de vivir solos por obligación
- Vivir en grandes ciudades (que tienden a vaciarse en los meses de calor)
- Vivir con la mala situación económica
- Déficit de amistades (que dificultan la participación en actividades propicias durante el descanso)
El Barómetro de la Soledad no Deseada 2024
Si atendemos al trabajo realizado por SoledadES, el Barómetro de la Soledad no Deseada 2024, indica que el porcentaje de personas que se sienten solas es el doble entre quienes viven sin compañía (34,5%) y alcanza el 62,2% si esta opción de vida no es elegida.
Este mismo informe resalta que entre las personas de 65 y más años la soledad se incrementa a medida que aumenta la población del municipio en el que viven. Así, la prevalencia de la soledad no deseada en este grupo de edad se eleva del 12,7% en los municipios de hasta 20.000 habitantes al doble (25,1%) en las grandes ciudades.
Atendiendo a datos del INE de 2023, en España más de 2,3 millones de personas mayores viven solas y de ellas muchas carecen de redes de apoyo y acceso a servicios adecuados en verano. Ante esto, Matilde Fernández, presidenta del Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada, asegura que «en verano, cuando muchas personas se van de vacaciones, se acentúa la desconexión en los entornos urbanos».
Desde SoledadES aseguran que irse de vacaciones o participar en actividades es difícil para las personas que tienen problemas económicos y déficit de amistades. De hecho Matilde Fernández asegura que el «verano, con sus costes añadidos (ocio, viajes), puede reforzar la exclusión social». Y es que la prevalencia de la soledad no deseada es más del doble en la población que vive en hogares que llegan con dificultad a fin de mes (30,1%) que en los que llegan con facilidad (13,3%).
Falta de relaciones sociales
La falta de relaciones sociales es un problema para la soledad no deseada, ya que las personas que tienen una menor cantidad de amistades que las deseadas presentan una mayor prevalencia de soledad (41,9% frente al 10,3%), lo que se ve también, aunque en menor medida, en quienes disfrutan de menos relaciones familiares de las que les gustaría, (35,3% y 13,4%, respectivamente).
En verano, cuando se intensifican actividades sociales (viajes, celebraciones), quienes no participan pueden sentirse más excluidos, subraya SoledadES. Y todo esto, la desconexión y falta de redes de apoyo, incrementa el riesgo de sufrir daños durante las olas de calor entre las personas que viven en soledad no deseada, muchas de ellas mayores.
Matilde Fernández, ante ello, advierte de que «la soledad no deseada no se ve, pero mata. En verano, cuando se reducen los apoyos y aumenta el aislamiento, el riesgo se multiplica».
Soledad y planes de emergencias climáticas
SoledadES ha informado que el fenómeno de la soledad no deseada como factor de vulnerabilidad en los planes de prevención de emergencias climáticas: «El calor no avisa… y la soledad tampoco. Es urgente actuar con visión social y humana», señalan los expertos.
En este punto, SoledadES reclama, concretamente, que los planes de respuesta ante fenómenos climáticos extremos incluyan la soledad no deseada como un factor de riesgo real y medible; activen protocolos de identificación y seguimiento a personas vulnerables; refuercen los servicios sociales, sanitarios y comunitarios en periodo estival, y que fomenten el voluntariado vecinal, la sensibilización ciudadana y las campañas puerta a puerta.
«La prevención no puede ser solo una cuestión técnica. Hay que mirar a las personas que están solas, invisibles y desprotegidas. Cuidar no es caridad, es política pública», incide SoledadES.
Finalmente, el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada hace también un llamamiento a la sociedad civil y a la ciudadanía para identificar, acompañar y cuidar a las personas solas, especialmente durante episodios de calor extremo. «Una llamada de teléfono, una visita o simplemente tocar el timbre puede ser la diferencia entre la vida y la muerte», concluyen desde SoledadES.