Un ajuste a la baja de la edad de jubilación de los trabajadores con síndrome de Down. Eso es lo que la Comisión de Trabajo, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Senado pide al Gobierno.
Todo ello tras aprobar, por unanimidad, una moción en la que exige dicho ajuste, donde se recoge la iniciativa firmada por todos los grupos parlamentarios. Para ello deberá realizarse un previo estudio del impacto. Dicho trabajo será trasladado posteriormente a la Comisión de Seguimiento del Pacto de Toledo.
A juicio de las formaciones, este ajuste a la baja es necesario. El principal motivo es que consideran «exigir los 15 años de carencia» teniendo en cuenta la «esperanza de vida» de estas personas. Además, destacan las «dificultades» que sufren para acceder o mantener un trabajo, es un tratamiento «duro e injusto».
Un paralelismo entre la edad de un trabajador con y otro sin Síndrome Down
Los grupos parlamentarios, tal y como recoge la iniciativa, señalan la necesidad de hacer un paralelismo entre la edad de un trabajador con y otro sin Síndrome Down.
Estos últimos, señalan, percibirán su pensión de jubilación un promedio de 20 años. Hay que tener en cuenta que la esperanza de vida de las personas con síndrome de Down se sitúa en 83 años; por ello un trabajador Down que se incorpora al mundo laboral no antes de los 24 años para equipararse en el tiempo de percepción de pensión, con la esperanza de vida situada en los 62 años de promedio, debería establecer su jubilación en la franja de 40/42 años, cuando ahora se sitúa en los 56.
La comisión también ha apoyado que el estudio se extienda a las personas trabajadoras que padecen alguna discapacidad de las recogidas en el artículo 2 de la ley por la que se desarrolla el artículo 161 bis de la Ley General de la Seguridad Social, en la que, además de las personas con síndrome de Down se recogen las del síndrome de Prader Willi, la acondroplasia, la fibrosis quística, los trastornos del espectro autista, las anomalías congénitas secundarias a Talidomida, el síndrome postpolio, la esquizofrenia, la Esclerosis Lateral Amiotrófica o el síndrome de Tourette, entre otras.