Desde que la pequeña Ivy Sutcliffe nació, hace ahora 21 meses, Lenny, el perro crestado rodesiano de la familia, de cuatro años, no se ha separado de ella, llegándose a formar un vínculo de amistad entre ambos bastante estrecho.
Ivy nació con un diagnóstico de acondroplasia, un trastorno genético del crecimiento de los huesos que ocasiona el tipo más común de enanismo. Debido a ello, los médicos advirtieron a Keely Bailey y Carl Sutcliffe, los padres de Ivy, sobre posibles retrasos en el desarrollo de su hija.
Desde entonces, la niña ha pasado toda su vida con Lenny a su lado y su apoyo, según creen sus padres, ha sido la clave para que lograra uno de los hitos más importantes de la vida de todo bebé: caminar.
Durante el confinamiento, el pasado mes de abril, Ivy logró dar sus primeros pasos gracias a Lenny, razón por la cual tanto Keely como Carl están muy agradecidos con su mascota.
Además de caminar, Lenny y Ivy pasan todo el tiempo juntos compartiendo juegos y correteando por el jardín de su casa. La pequeña con enanismo disfruta con su perro.