Si hablamos de discapacidad en España, tenemos que mencionar al Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad, también conocido como CERMI. El presidente de esta entidad es Luis Cayo Pérez Bueno, que habla del Día Internacional de las Personas con Discapacidad como un día para tomar «conciencia de ellos y de su situación, y de que hay que actuar, individual y colectivamente».
El CERMI se define como «la plataforma de representación, defensa y acción de la ciudadanía española con discapacidad, más de 4,32 millones de hombres y mujeres, más sus familias, que conscientes de su situación de grupo social desfavorecido, deciden unirse, a través de las organizaciones en las que se agrupan, para avanzar en el reconocimiento de sus derechos y alcanzar la plena ciudadanía en igualdad de derechos y oportunidades con el resto de componentes de la sociedad».
Luis Cayo Pérez Bueno ha señalado que el CERMI tienen el objetivo de llegar a ser «el motor de las políticas públicas y de las legislaciones sobre discapacidad. El propósito es tan ambicioso que casi nada nos es ajeno». Por ejemplo, señala que «a un año del fin de esta Legislatura, si no hay imprevistos, la reforma del artículo 49 de la Constitución sería la gran cuestión pendiente».
Un artículo 49 que recoge el término ‘disminuido‘ para referirse a las personas con discapacidad, algo que cataloga Luis Cayo Pérez como «una grosería insufrible, un escupitajo lanzado al rostro de las personas con discapacidad, que ofende e hiere. Las palabras son armas destructivas y mantener esa terminología rebaja el nivel moral y de decencia de nuestra Constitución, que es una buena carta máxima.».
Entrevista con Luis Cayo Pérez Bueno, presidente del CERMI Estatal
A continuación ofrecemos la entrevista realizada por Todo Disca a Luis Cayo Pérez con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
El 3 de diciembre se conmemora el Día Mundial de las Personas con Discapacidad, ¿cuál cree que es el objetivo de este día?
Las personas y los grupos que no gozan de un grado aceptable de participación comunitaria, de ejercicio regular de derechos, de inclusión y de bienestar, tienen que significarse para captar la atención de la sociedad y de sus poderes, hacerse notar para ser percibidos y considerados. Para que se tome conciencia de ellos y de su situación, y de que hay que actuar, individual y colectivamente. Esto es lo que está en el origen de los días de, en este caso, también, del día de las personas con discapacidad. Somos y estamos, y no nos resignamos, en definitiva, y que lo sepa todo el mundo, o cuanto más mundo, mejor.
Volviendo al pasado, ¿cómo nació su interés por las personas con discapacidad y la reivindicación de sus derechos?
Siendo yo una persona con discapacidad, el interés venía dado, de serie, diríamos. Siempre ha estado en mí y me ha acompañado. Va conmigo. Desde muy pronto sentí, que presentar una discapacidad no era neutro, indiferente, y que em pasaban cosas o dejaban de ocurrirme otras, por tener una discapacidad. Y lo que veía en mí, percibí que les pasaba a otras personas con discapacidad.
Surgió así una cierta conciencia individual y hasta de grupo, de que no podía abstraerme o peor aún desentenderme. Progresivamente, me fui adhiriendo a algo mayor que yo, por supuesto, el activismo de la discapacidad, que me superaba pero que también me necesitaba, como a cualquier otra persona con discapacidad. Dejé atrás lo de que «militen otros», y me lo apliqué a mí mismo.
¿Cuáles son los proyectos o retos a corto plazo para el CERMI?
El CERMI aspira a ser el motor de las políticas públicas y de las legislaciones sobre discapacidad. El propósito es tan ambicioso que casi nada nos es ajeno. Esto comporta que nuestro repertorio de demandas es tan prolífico, que no hay un momento de paz. Y de que cualquier logro, se agota casi enseguida, pues están pendientes otros muchos y perentorios.
«El CERMI aspira a ser el motor de las políticas públicas y de las legislaciones sobre discapacidad»
Por citar solo una, a un año del fin de esta Legislatura, si no hay imprevistos, la reforma del artículo 49 de la Constitución sería la gran cuestión pendiente. En ello estamos.
Si hablamos del incumplimiento del RDL 1/2013, del 29 de noviembre, ¿qué recomienda a las personas con discapacidad a la hora de denunciar dicho incumplimiento?
Justo lo que indica en la pregunta; que denuncien, de noche y de día, a tiempo y a destiempo. Sé que mantenerse en guardia en todo momento es asaz incómodo, tensiona, nos quita paz; que añade carga de actividad a una vida que de suyo no es fácil, más complicada de lo habitual. Pero mientras estemos siempre en vilo de ser discriminados y de sufrir exclusión, la denuncia es hábito de supervivencia. Nadie lo hará por nosotras, las personas con discapacidad, nos va la vida en ello.
¿Cuáles son las principales reivindicaciones del CERMI al Gobierno sobre la formación y el empleo?
En este punto y hora, no nos sirven ya remiendos, retoques, nuestra demanda, en mayúsculas, es un nuevo modelo legal de inclusión laboral de personas con discapacidad, una Ley integral que transcienda y supere el modelo vigente, que tiene más de 40 años de vida, y que ya no da más de sí, y lo cambiemos por un renovado modelo de empleo que mire hacia los próximos 40 años, no hay términos medios en esta materia.
¿Qué le falta a España para ser el un país inclusivo en todos los aspectos?
Quizás el aspirar a ser un país inclusivo con las personas con discapacidad en todos los aspectos sea de un maximalismo más propio de lo paradisiaco que de lo terrenal. De hecho, en ningún estado de la Tierra ocurre esto. Para empezar, con que sea decente, con que mejore apreciable y progresivamente, con que suprimamos las discriminaciones y exclusiones más burdas, con que la discapacidad no sea experimentada como un castigo sino como un rasgo más de la vida, podríamos estar no satisfechos, pero al menos confiados en que el cambio es posible y plausible.
¿Qué le parece que todavía, tras una larga lucha, la Constitución recoja el término ‘disminuido’ para referirse a las personas con discapacidad? ¿Qué es lo que falta para que haya consenso?
Lo dije hace poco en una cita masiva de personas con discapacidad, una grosería insufrible, un escupitajo lanzado al rostro de las personas con discapacidad, que ofende e hiere. Las palabras son armas destructivas y mantener esa terminología rebaja el nivel moral y de decencia de nuestra Constitución, que es una buena carta máxima.
«Las palabras son armas destructivas y mantener esa terminología rebaja el nivel moral y de decencia de nuestra Constitución»
¿Qué se necesita? Pues que quien tiene en su mano la llave para abrir o cerra esa puerta, según se mire, actúe. Que los grupos políticos mayoritarios actúen con vocación genuina de mejora país; desprendiéndose de intereses de corto alcance y de pensamientos mezquinos de partidismo excluyente. Casia nada o casi todo. Nuestra democracia sufre un estado carencial en este punto y debe ser regenerada sin más dilaciones.
Desde Tododisca detectamos que el mal uso de las tarjetas PMR es de las principales preocupaciones de las personas con movilidad reducida, ¿deberían de restar puntos de carné por el mal uso de estas plazas? ¿Plantearías otra opción?
Desde luego. Esto lo lleva planteando el CERMI, creo que lo ideamos, desde hace más de una década. Sin embargo ningún Parlamento ni Gobierno ha tenido la deferencia de escucharnos y hacerlo suyo, o sea, nuestro, de trasladarlo a norma. Las excusas son muy creativas, de todo tipo y condición; en el fondo es que la movilidad segura de las personas con discapacidad les interesa muy poco. Pese a sus desaires, seguiremos presionando, algún día caerá. Y eso que esta medida, no tiene coste económico. Incluso cuando no es económico, no dan su barco a torcer.
¿Qué mensaje lanzas al colectivo de las personas con discapacidad en este día?
Los días son para celebrar, en lo personal y en lo grupal. Que no nos arrebaten la alegría. La vida de las personas con discapacidad no es fácil, al contrario, nos la complican hasta lo indecible, pero no es de ningún modo triste; no nos vamos a resignar a la pena y menos a la amargura. Reclamamos nuestro derecho a la felicidad, a buscar y perseguir la felicidad; a ser felices y a hacer a los demás un poco más felices. Una felicidad, laboriosa, eso sí, nos espera.