En Argentina hoy se conmemora el Día del Niño ya que cabe recordar que en 1956, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) eligió el 20 de noviembre, aunque recomendó que cada país lo celebre en la fecha que quisiera.
Siempre digo que veo el nacimiento de un niño como un milagro, pues cada ser que nace tiene un caudal ilimitado de potencialidades. Para la mayoría de las familias un nacimiento es motivo de alegría, de orgullo, es la ocasión de reunirse con sus seres queridos y compartir con ellos la celebración de la renovación de la vida.
En otras familias, un nacimiento no es un momento tan feliz, y por el contrario, puede provocar lágrimas, angustias, confusión y temor. Para algunos esto puede parecer exagerado, pero se repite diariamente en las salas de maternidad de todo el mundo. Cada hora de cada día, nacen niños con algún tipo de discapacidad.
Gracias a mi programa multimedia SOMOS LO QUE HACEMOS, llevo muchos años escuchando testimonios parecidos de padres de niños con discapacidad. Esto es, que cuando nace un hijo con discapacidad, a los padres se les brinda escasa información médica y poco acompañamiento y motivación. Se envía al niño a su hogar. Cuando piden “ayuda”, hasta los médicos, las enfermeras o los asistentes sociales parecen no encontrar las palabras ni estar preparados para hablar de lo que ellos ven como una “desgracia”. Allí es donde comienzan los años de confusión, temor y autocompasión. Su impotencia al observar que ese hijo, a quien aman muchísimo, se aparta cada vez más del mundo “normal” que ellos desean brindarle.
Los niños, en igualdad de oportunidades
De esta forma el tipo de vida y el futuro que tengan estos niños al crecer, dependerán en gran medida de ellos mismos, pero también estarán influenciados por las actitudes en principio de sus padres y familiares. Tener un hijo con discapacidad no se planea, no hay advertencia previa ni tiempo para prepararse. Pero lo cierto es que ningún padre es perfecto y ningún niño exige perfección. Por lo tanto, en la medida que acepten que como todos los niños tienen derecho a igualdad de experiencias y oportunidades todo irá fluyendo.
Cabe destacar que en virtud de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) y de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), Argentina ha asumido la responsabilidad de garantizar que todos los niños y niñas y adolescentes, independientemente de su condición disfruten de sus derechos sin discriminación de ninguna clase.
Los niños nacen, y los niños con discapacidad son primero y fundamentalmente niños. De hecho, tienen más semejanzas que diferencias con los niños sin discapacidad. Como tales, tendrán que pasar por las mismas experiencias sociales, los mismos procesos de desarrollo y el mismo aprendizaje que los demás. Si a los niños con discapacidad se les permite ser niños, esto es, experimentar, aprender, sentir, y pensar como niños, continuarán creciendo y desarrollándose hasta la madurez. El modo en que esto suceda estará determinado principalmente por los sentimientos, las actitudes y creencias de su entorno más directo durante sus primeros años de vida. Sus motivaciones plenas de esperanza, sus respuestas positivas y su interacción basada en el Amor les darán la fortaleza para crecer.
Porque primero se nace Niño, y en segundo término, Niño con Discapacidad.