Daniela Aza, de 34 años, tiene artrogriposis de nacimiento, una condición que implica contracturas articulares que afectan a dos o más áreas del cuerpo y que surge en 1 de cada 3000 nacimientos.
«Pienso que siempre llenamos de sentido lo que nos pasa. Y yo lo hice. Hace 34 años, mi condición no se conocía. Cuando nací, todo fue un mundo nuevo para mis papás, que ya tenían a mis dos hermanas. Los médicos no sabían qué tenía del todo, pero decían que era muy poco probable que caminara. Mis papás movieron cielo y tierra, entre tratamientos, cirugías y rehabilitación, para que yo tuviera las mejores posibilidades. Y así, con la ayuda del entorno familiar, cambié mi diagnóstico: fui mejorando y pude caminar” escribe la joven en un comunicado.
“Cuando empecé a buscar trabajo, me choqué con la falta de accesibilidad, pero no desistí hasta encontrarlo. Conocí a un chico y me enamoré. Hoy es mi marido y estamos juntos desde hace 13 años. En ese proceso descubrí que son las formas las que se deben adaptar a nosotros y no nosotros a las formas” confiesa.
Daniela, lejos de rendirse, decidió especializarse en un tema que parece “tabú” respecto a las personas con discapacidad, el sexo. En sus perfiles de redes sociales, Daniela habla tanto de sexualidad como de maternidad, moda y trabajo inclusivos.
“Decidí comunicar mi experiencia fue todo fue un proceso. Ya en la carrera venía trabajando cómo aportar una mirada crítica a la discapacidad. Y, cuando más adelante me encontré con otras familias que afrontaban artrogriposis y vi la esperanza que había generado en ellas, me hizo un clic y pensé: ‘Puedo llevar mi experiencia mucho más lejos’. En 2018 largué la página, que se convirtió en mi refugio. Desde mi propia experiencia, trato de llevar el concepto de inclusión desafiando lo establecido, los tabúes y prejuicios. Intento que las personas sientan un poco cómo vivimos y todo lo que afrontamos” argumenta.
Tabú en torno a las relaciones
En cuanto al tabú existente en torno a las relaciones con otras personas, Daniela explica que “en general, se tiende a creer que sexualidad y discapacidad no pueden ir juntos y eso busco desmitificarlo”.
Es por este motivo por el que busca demostrar que “las mujeres con discapacidad podemos tener pareja, con o sin discapacidad, y también tenemos relaciones sexuales. Las mujeres con discapacidad tenemos deseos, como cualquier otra mujer, y sean cuales sean, podemos cumplirlos. Hay un tabú que dice que las mujeres con discapacidad no pueden ser madres y no es así. Yo pienso en mi maternidad y en que todo se trata de ajustes y encontrar las maneras. Porque siempre las hay. Y esa maternidad deja huella porque ese hijo crece sabiendo lo que son las dificultades y la adversidad” sentencia.
El comunicado concluye con una reflexión de la periodista explicando el objetivo de sus perfiles en redes sociales “Con mis redes busco comunicar mi historia, mi relato, mi mirada, y a partir de ahí mostrar que las mujeres pasamos de todo y nos sobreponemos y tenemos una fuerza única que viene de nuestras adversidades. Solamente hace falta que los demás vean esa fuerza y hacernos el camino más fácil».