En el auto de sobreseimiento, recogido por Europa Press, se especifica que «no constan indicios de alteración del orden público y no constan tampoco indicios de la comisión de actos de violencia ni sobre las personas ni sobre las cosas». «Tampoco los hay de posibles amenazas», añade el texto.
Recuerda el auto que se había dictado orden de lanzamiento de los moradores de la vivienda, y al llegar la comisión judicial «se encontró con un grupo de personas pertenecientes o afines al colectivo Plataforma de Afectados por la Hipoteca, PAH«.
Un número reducido de personas se hallaban dentro del domicilio junto a la residente, Safira , quien no se encontraba físicamente bien y estaba siendo atendida por su madre, y las demás personas que se encontraban junto a ella. Fuera del inmueble, en el exterior, estaban el resto de los investigados.
Dado el estado de salud de Safira, sus acompañantes llamaron al 112 siendo atendida por personal sanitario. Las personas que se encontraban en el exterior del inmueble llevaban distintas pancartas, y se hicieron valer de megáfonos por los cuales coreaban insignias en contra de los lanzamientos, la desocupación de viviendas y las fuerzas del orden público.
Siempre según el relato del auto, su simple presencia, dado el número y su permanencia en la entrada y alrededores del inmueble que había de ser desalojado, dificultó la realización de la diligencia de lanzamiento acordada por la autoridad judicial.
Finalmente, y a pesar de los inconvenientes surgidos, la diligencia se concluyó, cambiando la cerradura del inmueble y entregándose la posesión al ejecutante a través de su representación procesal.
APOYO A SAFIRA
En las declaraciones de los encausados, «todos han coincidido en que su presencia en la calle Salvador Allende el día de los hechos tenía como finalidad dar apoyo a Safira , quien residía en el inmueble y tiene una discapacidad del 66%».
Todos coincidieron en que su presencia fue pacífica, y su actuación únicamente presencial, ofreciendo en última instancia una resistencia pasiva.