Alex, un luchador nato, ha demostrado a lo largo de su vida lo importante que es sobreponerse a todos los obstáculos y nunca darse por vencido. Cuando tan solo tenía seis meses, Alex sufrió un herpes cerebral, que le dejó el lado izquierdo del cuerpo paralizado. “El médico le dijo a mis padres que sólo había dos opciones, morir o quedar en estado vegetal», recuerda.
Pasados los años, no solo ha demostrado que los médicos se equivocaban, sino que ha completado una de las pruebas físicas más duras del mundo con su 76% de discapacidad, una auténtica proeza.
Alex no sólo completó los 108 kilómetros de la primera etapa. También los de la segunda -la terrible con final en Ouzina en la que falleció uno de los participantes-, la tercera, la cuarta y la quinta. Desde la organización no recuerdan una proeza semejante en la Titan, que en este 2019 completó su 14ª edición.
El equipo ‘El limite lo pones tú’ resulta de lo más peculiar cuando compite en cualquiera de las pruebas extremas a las que se someten. «Valentí coge la cuerda y es fuerte como un toro. Héctor [Rodríguez] lleva el timón y no hay quien lo pare. Miguel se pone detrás y da fuerza. También es el estratega. Y Alex [Rodríguez] es como un camello, lo lleva todo encima para que no me falte de nada», describe Roca.
Todos estos esfuerzos y sacrificios tienen un por qué para Alex: «Si lo logro, creo que mucha gente cambiará un poco su pensamiento. Una persona con parálisis cerebral, con mucho trabajo y un gran equipo, puede intentar lo que se proponga. También para que otras personas vean que los problemas se superan y que todos tenemos dificultades, discapacidades entre comillas. Yo a lo mejor querría tener tus piernas, pero hay personas que pagarían por tener las mías».
«Nunca podrás caminar», esas son las tres palabras que Roca tiene grabadas en su mente desde que un médico se las dijo de niño. Desde entonces «No hace falta hacer la Titan. Pero sí afrontar cada pequeño reto de tu día a día y romper prejuicios. En la sociedad actual sigue habiendo prejuicios. Vemos a una persona con discapacidad y le decimos: tú no puedes hacer muchas cosas. ¡Déjame intentarlo!», comenta Alex.
Su ambición y sus pocas ganas de perder solo le hacen ver sus próximos objetivos. Esta vez Nueva York podría ser el destino: «Es que odio perder, no me gusta nada no conseguir lo que quiero. El ‘no’ me motiva tanto…».