El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha concedido una incapacidad permanente absoluta a una mujer con Covid persistente. Además, esta ciudadana también presentaba cefalea crónica poscovid de perfil tensional y frecuencia diaria. Un cuadro clínico que «rechaza cualquier tratamiento».
Esta sentencia vuelve a poner de manifiesto que es posible obtener una pensión de incapacidad permanente debido al Covid persistente o a las secuelas que deja esta enfermedad en muchos ciudadanos. Sin embargo, también demuestra la dificultad para lograr una pensión de este tipo a través de la vía administrativa, por el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).
Incapacidad permanente por Covid persistente
Una pensión de incapacidad permanente en España se puede obtener a través del Instituto Nacional de la Seguridad Social. Sin embargo, como última instancia, el ciudadano tiene la posibilidad de conseguir este tipo de pensión por la vía judicial.
En este caso, esta mujer que trabajaba como diseñadora gráfica se ha visto obligada a acudir a la vía judicial previa demanda contra el INSS. De este modo, el Tribunal Superior de Castilla y León le ha concedido una incapacidad permanente absoluta, conllevando el cobro de una pensión mensual de 1.889,92 euros.
La incapacidad permanente absoluta se concede a aquellas personas que presentan secuelas y limitaciones que le impiden desarrollar cualquier profesión u oficio. En este sentido, implica el cobro de una pensión con una cuantía equivalente al 100% de la base reguladora.
Aunque muchas personas crean lo contrario, la incapacidad permanente absoluta sí se puede compatibilizar con el desarrollo de una actividad laboral. Eso sí, la actividad laboral debe estar adaptada a la nueva situación del trabajador.
Hay que tener en cuenta que el Covid persistente es una enfermedad relativamente nueva. De este modo, existen discrepancias a la hora de conceder una incapacidad permanente por este motivo.
Nuevo varapalo para el INSS
Respecto al caso que nos atañe, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la resolución dictada previamente por el Juzgado de lo Social en Burgos, que ya reconocía el derecho a la incapacidad permanente absoluta para esta mujer trabajadora de 57 años.
La sentencia establece que «la presencia de cefaleas continuas y diarias hace ilusorio un desempeño ordinario y habitual, con rendimiento adecuado y sin sacrificios extraordinarios, de cualquier profesión, que debería ejercitarse en condiciones de malestar y dolor casi permanente».
Así, las actividades laborales diarias como diseñadora gráfica exigen a esta ciudadana concentración, trabajo intelectual y utilización de pantallas para la visualización de datos. Es decir, actividades que difícilmente puede llevar a cabo en base a su nueva situación de salud.
Tras contraer el Covid, esta enfermedad derivó en «un trastorno adaptativo y déficit cognitivo, dificultades para prestar atención, déficit leve de memoria, limitación para ejercer actividades de elevada responsabilidad o estrés, así como tareas que requieran mucha concentración», tal y como se recoge en la correspondiente sentencia judicial.
Una vez analizados todos los datos pertinentes, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León considera que «estos resultados son congruentes con los perfiles neuropsicológicos de pacientes con déficit cognitivo tras infectarse de covid».
Finalmente, la Justicia ha otorgado a esta trabajadora el derecho a cobrar una pensión de incapacidad permanente absoluta, lo que supone un nuevo varapalo para el Instituto Nacional de la Seguridad Social en materia de reconocimiento de pensiones de incapacidad.