La pensión de incapacidad permanente es una prestación contributiva que el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) reconoce a un trabajador debido a una lesión o enfermedad que reduce o anula su capacidad laboral. Estos efectos pueden ser directamente para su profesión habitual o para más actividades laborales.
Hay que tener en cuenta que el INSS no dispone de un listado de enfermedades o lesiones determinadas que dan lugar a una incapacidad permanente. Es decir, desde este organismo se analiza cada caso de un trabajador de manera particular. Por lo tanto, una misma enfermedad puede ser incapacitante en un trabajador y en otro no.
Por otra parte, es necesario recordar que en España se pueden reconocer hasta cuatro grados diferentes de incapacidad permanente, diferenciados generalmente por el grado de incapacidad laboral que ocasiona en el trabajador: Parcial, total, absoluta y Gran invalidez.
Tipos de incapacidad
Antes de analizar la posibilidad de obtener una incapacidad permanente por insuficiencia renal, es necesario destacar algunos detalles de cada grado de incapacidad que puede reconocer el INSS. Este es un aspecto clave para el Tribunal Médico.
Así, estos son los cuatro grados de incapacidad permanente que puede reconocer el INSS a un trabajador en España en 2022:
- Parcial: Consiste en una indemnización a tanto alzado de pago único. Genera en el trabajador una disminución no inferior al 33% en el desarrollo de su actividad profesional. Sin embargo, no implica el abandono del puesto de trabajo o la finalización del contrato laboral
- Total: Inhabilita al trabajador para su profesión habitual, aunque la pensión es compatible con otra actividad laboral que no entre en conflicto con el grado de incapacidad reconocida.
- Absoluta: Inhabilita al trabajador para cualquier profesión u oficio.
- Gran Invalidez: Inhabilita al trabajador para cualquier profesión u oficio. Además, reconoce al trabajador la necesidad de terceras personas para llevar a cabo las actividades básicas de la vida.
Por otra parte, también encontramos la incapacidad permanente total cualificada. Esta situación se da cuando un beneficiario de incapacidad total tiene 55 años o más y se encuentra inactivo laboralmente. Así, la pensión pasa de un 55% de la base reguladora a un 75%.
Incapacidad permanente por insuficiencia renal
Los profesionales de ‘CampmanyAbogados‘ indican que la Insuficiencia Renal Crónica (IRC) puede ser motivo para el reconocimiento de una pensión de incapacidad permanente. Sin embargo, no en todos los casos la insuficiencia renal tiene por qué derivar en una incapacidad permanente.
Al respecto, este grupo de expertos mariza que «aún cuando haya un diagnóstico claro, el Tribunal Médico solo la concederá tras evaluar la etapa en la que se encuentre la progresión de la enfermedad y el grado en que incapacita a esa persona para desarrollar su actividad laboral (o todas ellas, en casos muy graves)».
Es poco habitual que el INSS conceda una incapacidad permanente parcial o Gran Invalidez por Insuficiencia Renal Crónica. Sin embargo, si que pueden darse casos de incapacidad total, cuando la enfermedad se encuentra en etapa 3 o etapa 4; aunque únicamente en aquellas profesiones en la que se requiere un esfuerzo físico continuado, como carpintero, fontanero, albañil, mozo de almacén, limpiadores…etc.
Si el trabajador presenta una Insuficiencia Renal Crónica en etapa 4 o etapa 5, el Tribunal Médico podría considerar el reconocimiento de una incapacidad permanente absoluta, que se corresponde con una pensión del 100% de la base reguladora. En estas etapas de la enfermedad, el paciente necesita diálisis por el bajo rendimiento en su funcionamiento de los riñones.