El hambre crónica y oculta a nivel mundial aumentará los años de vida perdidos debido a la mortalidad prematura y los años vividos con discapacidad en todo el mundo en más de 30 millones para 2050 en relación con 2010. Así lo recoge un estudio realizado en Estados Unidos por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI); el Servicio de Investigación Agrícola del USDA (USDA-ARS); y RTI International (RTI).
Además, recoge que los efectos previstos del cambio climático sobre la disponibilidad y el acceso a los alimentos nutritivos agravarán este cambio en los AVAD en casi un 10%.
Los investigadores publican sus resultados en un artículo en ‘The American Journal of Clinical Nutrition’. Además, indicaban que los responsables políticos podrían contrarrestar al menos los impactos del cambio climático con mayores inversiones en los sistemas alimentarios ahora. Así afectaría a la discapacidad y a la mortalidad.
«La inversión en I+D agrícola, los sistemas de riego, el acceso al mercado y las infraestructuras son esenciales para contrarrestar los efectos de los factores que aumentan los AVAD en las próximas décadas»; como apunta Robert Beach, economista principal y miembro del RTI–.
«Para satisfacer las necesidades y requerimientos nutricionales de la sociedad, es importante que los responsables políticos inviertan más ampliamente en los sistemas alimentarios, en lugar de centrarse en la producción de calorías. Fortalecer los sistemas alimentarios ahora, junto con la salud, la educación y las oportunidades de empleo puede reducir los efectos del cambio climático y el crecimiento de la población en el hambre mundial».
El 10% de la población mundial pasa hambre
Según las estimaciones previas a la pandemia, el 10% de la población mundial pasa hambre o se enfrenta a una grave inseguridad alimentaria. Esto provocará un aumento de la mortalidad prematura y los años vividos con discapacidad. A medida que el cambio climático y el crecimiento de la población siguen perturbando los sistemas alimentarios, los investigadores descubrieron que alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU de ‘Hambre Cero’ para 2030 se está convirtiendo en un enorme desafío si no se toman medidas políticas extraordinarias.
«Las mejoras en los sistemas alimentarios pueden disminuir significativamente el hambre», asegura Timothy Sulser, científico principal del IFPRI. Eso sí, señalan que «nuestras proyecciones muestran que el crecimiento de la población superará esas mejoras en los niveles actuales de inversión, especialmente en África al sur del Sahara»,
«El cambio climático agrava las presiones sobre los sistemas alimentarios para ofrecer dietas saludables a todo el mundo, pero invertir en los sistemas alimentarios puede reducir los años perdidos que proyectamos, especialmente en el sur y el este de Asia», añade.
La importancia de los AVAD
Los escenarios examinados en el estudio muestran que para evitar un aumento de los AVAD debido al cambio climático se requiere una estrategia de inversión integral por parte de los responsables políticos y de la toma de decisiones a nivel mundial. Según el estudio, un aumento de la inversión de 25.500 millones de dólares anuales compensaría con creces los efectos negativos del cambio climático sobre los AVAD. De esta forma no se produciría el aumento de la mortalidad prematura y los años vividos con discapacidad
El uso de los AVAD como medida es atractivo debido a su naturaleza universalmente comparable a través de una amplia gama de posibles problemas de salud. Los impactos del hambre crónica se asocian a la desnutrición proteico-energética, mientras que el hambre oculta se refiere a las deficiencias de micronutrientes.
El estudio utilizó un modelo del sistema alimentario mundial desarrollado por el IFPRI y las relaciones publicadas entre la disponibilidad regional de alimentos y los AVAD para proyectar el número total de AVAD causados por el hambre crónica y oculta y agravados por el cambio climático.