Gabriella Días lleva lidiando con el autismo desde mucho antes de que se le diagnosticase con 16 años. Con 23 años y siendo estudiante de medicina ha llegado una persona a su vida que se ha unido a la lucha diaria.
Su novio, Marco Antonio Guimarães, de 23 años igualmente, reconoce que anteriormente no tenía ni idea de este trastorno hasta que conoció a Gabriella y, ahora, conoce absolutamente todo sobre el tema y la ayuda diariamente con sus crisis.
Gabriella desde pequeña presentaba un comportamiento extraño, pero nadie se imaginó que unos años más tarde fuera diagnosticada de TEA, de forma leve. Según Días, la enfermedad es como un arcoíris: «Es como si imaginases una graduación de colores. Tienes desde el más fuerte hasta el más claro».
La historia de amor con Marco Antonio comienza en la veintena, a través de una aplicación de citas online. «Él supo que yo tenía autismo desde la primera conversación que tuvimos», reveló Gabriella. Pero el joven no sabía nada sobre el tema.
Desde que al principio quiso ser sincera y contarle su situación, a lo que él fue muy comprensible y dulce con ella después de conocer todo. Jamás la juzgó o marcó de ninguna forma, es más, se propuso aprender al máximo sobre el TEA. «Cuando no estoy bien, voy y le digo: hoy no vamos a poder abrazarnos. Y él reacciona muy bien, me respeta, me entiende y, principalmente, no deja de estar a mi lado por eso», revela.
Incluso durante las crisis está con ella y la ayuda en todo lo que necesita. «Cuando tengo una crisis, le pido que me ponga debajo de la ducha con agua helada, que me apriete con mucha fuerza o hasta que se acueste encima de mí y, a veces, no quiero que me toque».
Esta relación que lleva Gabriella de forma abierta y sincera con Marco Antonio le ha supuesto un cambio un muy positivo y agradable a la hora de afrontar su TEA, de forma que ella ha podido incluso nuevas experiencias.