La entidad Hogar Sí, que lucha contra la exclusión social de las personas sin hogar, ha enviado una carta al ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, para advertirle de que el Ingreso Mínimo Vital (IMV) «no funciona» porque «excluye» a las 33.000 personas en situación de sinhogarismo.
«Claro que no funciona Señor Escrivá, pero precisamente porque el Ingreso Mínimo Vital tiene fallos en su diseño e implementación que excluyen a personas que están en situaciones de gran necesidad, como aquellas que carecen de un hogar», subraya la entidad en la misiva enviada a Escrivá, a la que ha tenido acceso Europa Press.
33.000 personas sin hogar
Según precisan, son conscientes de que las 33.000 personas en situación de sinhogarismo, según las cifras oficiales, «no suponen un colectivo tan numeroso como otros»; también, que «existen determinados estereotipos» sobre estas personas, pero insisten en que «si hay un colectivo que realmente necesita acceder a un mecanismo como el Ingreso Mínimo Vital, es el de las personas que carecen de un hogar».
De acuerdo con la encuesta del INE sobre personas sin hogar, casi el 20% de las personas en situación de sinhogarismo carecen de ingresos y algo más del 85% perciben menos de 450 euros.
«Le hablamos de las personas en situación de sinhogarismo Sr. Ministro, porque el diseño del Ingreso Mínimo Vital las excluye y ninguna de las sucesivas reformas que han ido aprobando ha solucionado las barreras que se encuentran», denuncia Hogar Sí.
Entre estas barreras, señalan que la principal es el empadronamiento, un requisito para acceder al IMV que no cumplen muchas personas sin hogar. «Si alguien carece de un hogar es muy difícil que se encuentre empadronado y si no lo está, no puede solicitar el Ingreso Mínimo Vital, punto final», explican desde Hogar Sí. Además, dicen que, aunque lo lograran hacer hoy mismo, deberían esperar un año para poder solicitar el IMV.
Empadronados en albergues, bancos y farolas
Por otro lado, indican que puede darse el caso de que estas personas sin hogar se encuentren empadronadas «en albergues, bancos en la vía pública o incluso farolas». «Un parche que ahora se vuelve en su contra porque ¿cuántas personas puede haber empadronadas en un albergue?, ¿cómo se articula entonces la unidad de convivencia que se utiliza para calcular el Ingreso Mínimo?».
Otra cuestión que excluye a personas en situación de sinhogarismo, según advierten, es la edad. Así, aunque desde Hogar Sí precisan que España tiene un sistema de protección infantil bastante garantista, «que probablemente sea la causa principal de que exista unos niveles muy bajos de sinhogarismo infantil», alertan de que el problema llega cuando estos jóvenes cumplen los 18 años y salen del sistema de protección en muchos casos careciendo de una red familiar y una red social.
«Personas que han tenido que ser rescatadas de una situación de desamparo son expulsadas de nuevo al cumplir los 18 años y tienen que esperar cinco años para poder ser ‘merecedores’ de esta ayuda«, señalan. Asimismo, avisan de la dificultad a la que se enfrentan una vez cumplidos los 23 años cuando deberán acreditar 12 meses de cotización a la seguridad social.
Dificultad en los trámites
Hogar Sí también da voz a «la gente que se pierde en el camino de los trámites» con «la acumulación de requisitos y la dificultad para lograr la documentación para acreditarlos, tanto por lo complejo que les resultan los procedimientos a las personas en grave situación de exclusión, como por la enorme dificultad para conseguir cita» en los distintos organismos.
A 20 de septiembre de 2020, 446 personas con las que la entidad trabaja cumplían los requisitos para acceder al Ingreso Mínimo Vital: 35 debían tramitar el DNI, 53 su tarjeta de residencia, 48 debían darse de alta como demandantes de empleo, 21 necesitaban documentación para acreditar su unidad de convivencia y 62 no tenían el empadronamiento, para la entidad, «una verdadera carrera de obstáculos».
Por todo ello, Hogar Sí apremia al Gobierno a buscar soluciones a estos problemas durante el trámite parlamentario del IMV, para que, a medio plazo, ninguna persona en situación de sinhogarismo, ni otras muchas que lo necesitan, se queden fuera de la prestación.