Vicente Yangüez, El Chano, afronta su nueva vida con la misma valentía que demostró en los ruedos durante más de dos décadas. Ha sido uno de los banderilleros más destacados de España y ha compartido cartel con figuras de la talla de Miguel Abellán, Manuel Díaz El Cordobés, Cristina Sánchez, Fernando Cepeda, David Mora o César Jiménez.
Tras una cogida el 13 julio de 2012 en la plaza de toros de Ávila que le produjo una fractura de la vértebra L1 y lesiones irreparables en la médula, fue consciente de que no podría volver a torear. Desde ese momento se centró en la competición deportiva y se entregó en cuerpo y alma en una dura rehabilitación con un objetivo: los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016.
Chano recuerda perfectamente ese momento. «Como si hubiese pasado hace cinco minutos», dice. De la enfermería le trasladaron al hospital de Ávila, donde le confirmaron el diagnóstico, y de allí al de Salamanca. La cogida fue a las 22.30 horas y a las 3.00 de la madrugada, Cristina ya estaba a su lado. Aquel día esperaba la llamada de su marido, «como hacía siempre después de torear», pero quien le llamó fue un compañero.
Cinco días después le trasladaron al hospital de Parapléjicos de Toledo. En los ocho meses que estuvo allí aprendió a tener el mayor grado de autonomía posible y decidió dedicarse al atletismo adaptado porque las carreras eran su otra gran pasión.
Encargó a Estados Unidos la silla para entrenarse y competir, pero mientras la esperaba un amigo amputado que vivía en Toledo le dejó probar su handbike de paseo y le encantó. «Sientes una libertad que no veas. Llevas un tiempo en silla de ruedas y te dejan pedalear y vas rápido», explica.
Empezó a entrenarse y el seleccionador nacional de ciclismo paralímpico, Félix García Casas, se fijó en él. Cuando le llegó la silla de atletismo ya era demasiado tarde, Vicente estaba enganchado al ciclismo y la dejó aparcada.
«Es muy cabezón y gracias a su cabezonería consigue sus retos», cuenta Cristina. Quizás fruto de esa cabezonería, de su afán de superación o del valor de quienes están hechos de otra pasta, a los cuatro meses de recibir el alta acabó decimoquinto en el Mundial. A los dos meses, fue cuarto en el Campeonato de España.
Su gran objetivo es disputar unos Juegos Paralímpicos, aunque ahora está centrado en sumar puntos UCI con la Fundación de Contador, que le acaba de fichar: «Es mejor que cualquier patrocinador».
Sus excompañeros de profesión son conscientes del esfuerzo físico y económico que está haciendo. Su handbike, por ejemplo, le ha costado 10.000 euros. Por eso han decidido no dejarle solo en su camino hacia Río 2016.