Las mascarillas llegaron hace un año a nuestra vida y ya han pasado a formar parte de ellas. Para muchos es una medida insuficiente y poco eficaz que solo sirve para sentirnos molestos al salir a la calle. Para otros es una norma muy segura y que permite que el virus no se propague a diferencia de lo que pasaría si no hiciéramos uso de ella.
Por ello, los expertos han querido realizar algunos estudios para concienciar a la población de que el uso de las mascarillas es algo necesario si no queremos alargar esta situación más de lo necesario. De hecho, no solo ha evitado que el coronavirus se propague, sino que también ha evitado el contagio de otros virus y bacterias.
Un nuevo modelo matemático sugiere que el levantamiento de las medidas de confinamiento debe ir acompañado de un uso más amplio y eficaz de las medidas de control, como las mascarillas. Esto debe ocurrir incluso con la vacunación, para suprimir el COVID-19 más rápidamente y reducir la probabilidad de nuevos confinamientos.
¿Qué son las medidas »no espaciales» y las medidas »espaciales»?
El modelo, desarrollado por científicos de las universidades de Cambridge y Liverpool, en Reino Unido, se publica en el ‘Journal of the Royal Society Interface’. Utiliza ecuaciones matemáticas para proporcionar una visión general de cómo se propagará el COVID-19 en diferentes escenarios de control potenciales.
Las medidas de control que incluyen las mascarillas, el lavado de manos y el distanciamiento social a corta escala (1-2 metros) pueden limitar el número de partículas del virus que se propagan entre las personas. Estas medidas se denominan «no espaciales», para distinguirlas de una segunda categoría de medidas de control «espaciales». Estas incluyen el cierre y las restricciones de viaje, que reducen la distancia de propagación de las partículas del virus.
«Un uso más eficaz de las medidas de control, como las mascarillas y el lavado de manos, nos ayudaría a detener la pandemia más rápidamente, o a obtener mejores resultados en la detención de la transmisión mediante el programa de vacunación. Esto también significa que podríamos evitar otro posible cierre», afirma el doctor Yevhen Suprunenko, investigador asociado del Departamento de Ciencias Vegetales de la Universidad de Cambridge y primer autor del trabajo.
El modelo también consideró el impacto socioeconómico de ambos tipos de medidas, y cómo éste cambia durante la pandemia. Las consecuencias socioeconómicas de las medidas espaciales, como el encierro, han aumentado con el tiempo. Mientras que el coste de las medidas de control no espaciales ha disminuido; por ejemplo, las mascarillas se han hecho más accesibles y la gente se ha acostumbrado a llevarlas.
Este modelo comenzó como un estudio de estrategias de control de las enfermedades
El modelo surgió de un programa de investigación más amplio para identificar estrategias de control de las enfermedades vegetales que amenazan a los cultivos básicos. Al utilizar un enfoque matemático en lugar de un modelo convencional de simulación por ordenador, los autores pudieron identificar –para una amplia gama de escenarios– ideas generales sobre cómo hacer frente a las nuevas enfermedades infecciosas de plantas y animales.
«Medidas como los encierros, que limitan la distancia a la que se mueven las personas potencialmente infectadas, pueden tener un mayor impacto en el control de la propagación de la enfermedad, pero los métodos que reducen el riesgo de transmisión cada vez que las personas se mezclan proporcionan una forma barata de complementarlas», señala el doctor Stephen Cornell de la Universidad de Liverpool, coautor del trabajo.
«Nuestro nuevo modelo nos ayudará a estudiar cómo pueden propagarse y hacerse endémicas diferentes enfermedades infecciosas. Esto nos permitirá encontrar mejores estrategias de control y detener futuras epidemias de forma más rápida y eficaz», afirma el profesor Chris Gilligan, del Departamento de Ciencias Vegetales de la Universidad de Cambridge, coautor del artículo.