La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene la necesidad de ir actualizando su reglamento conformen van surgiendo actuaciones por parte de los conductores, que deben ser sancionadas. Y es que es muy habitual, que la norma surja tras el hecho infractor. Pues por mucho que la entidad de tráfico trabaje continuamente para adelantarse y mejorar la seguridad y el buen funcionamiento de la circulación, el camino muchas veces es al contrario, es decir, surge la necesidad y de ahí la acción inminente de la DGT.
Es lo que ha ocurrido con lo que ya se conoce como ‘Efecto Icing’. Un concepto que proviene de las siglas en inglés ICE (Internal Combustion Engines), y se refiere a los propietarios de coches de combustión interna que ocupan las plazas de estacionamiento reservadas para los coches eléctricos e híbridos. Unos espacios cada vez más presentes en las ciudades como respuesta a las facilidades que se están llevando a cabo para animar a que cada vez sean más las personas que se inclinen por adquirir este tipo de vehículos más sostenibles.
La transición de tráfico preparada desde Europa
La DGT se prepara para adecuarse a los cambios que se van a ir sucediendo en los próximos años en cuanto a tráfico se refiere. Cabe recordar, que desde la Unión Europea se ha marcado el objetivo de reducir un 55 por ciento las emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2030 y llegar a las cero emisiones de CO2 de vehículos en el 2035. Esto significa, que de ese momento en adelante, estará prohibida la venta de coches nuevos de combustión en Europa. Tanto es así, que ni siquiera se permitirán los híbridos, solo los de emisiones cero como los eléctricos.
Pero, ¿Podrá España alcanzar el objetivo? Para el primero de los plazos, el año 2030, España tiene el objetivo de conseguir un parque matriculado de cinco millones y medio de vehículos eléctricos. Cabe señalar, que un informe de la Asociación Empresarial para la movilidad eléctrica ha publicado que al cierre de 2023, ya se existían 465.000 unidades en el país. Aunque puede parecer un buen dato, a tenor del tiempo que resta. Parece haber dificultades que pueden evitar que se consiga.
Entre los inconvenientes que frenan que los consumidores se decidan hoy en día por la compra de un vehículo eléctrico está principalmente el precio, pues giran en torno a los 34.661 euros, la falta de infraestructuras y la vida útil de las baterías, que aun no consiguen que den mucha independencia. No obstante, sí hay un trabajo que se está llevando a cabo como es el de instalar aparcamientos específicos para los coches eléctricos, equipados con estaciones de carga para cargar el vehículo mientras están estacionados.
La nueva infracción perseguida por la DGT
En este trabajo de la DGT para mantener la seguridad y el buen uso de las vías, van surgiendo necesidades al tiempo que se va avanzando en otras parcelas. Esto es lo que ha ocurrido con la inclusión de los vehículos eléctricos en la sociedad. Por una parte, se están adecuando las infraestructuras necesarias para la implementación sea efectiva. Pero a la vez, van surgiendo nuevas infracciones que la DGT debe detener.
Es el caso de lo que se conoce ya como ‘Efecto Icing’, un concepto que proviene del inglés: Internal Combustion Engines (ICE). Se trata de la mala práctica por parte de algunos conductores de vehículos de combustión, que ocupan las plazas destinadas a los coches eléctricos e híbridos. Esto es un problema porque este tipo de vehículos necesitan de esas instalaciones para poder cargarse.
Debido al problema que supone esta ocupación de plazas que no les corresponden, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha tomado ya cartas en el asunto. De momento, ya ha catalogado esta acción como una infracción seria, por lo que incurrir en ella puede conllevar una multa de hasta 200 euros.