Un estudio ha evidenciado que las partículas contaminadas del aire presentes en los tallos cerebrales de los jóvenes están asociados con el Alzheimer y el Parkinson. Según la investigación, llevada a cabo por la Universidad de Montana (EEUU), estas partículas producidas por la contaminación atmosférica podrían estar relacionadas con el daño molecular que se relaciona con ambas patologías.
Durante el trabajo, se han estudiado a 186 jóvenes que perdieron la vida entre los 11 meses y los 27 años. Tras un largo proceso, se ha podido detectar que las nanopartículas halladas se asocian con proteínas anormales propias del Alzheimer, el Parkinson y la enfermedad de las neuronas motoras. Además, los científicos no observaron estas partículas en los cerebros de las personas que vivían en zonas menos contaminadas.
En este sentido, los especialistas son precavidos con los hallazgos ya que el 90% de la población mundial vive en zonas con el aire contaminado. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió: “Unos 1.800 millones de niños respiran a diario un aire tóxico que puede causar graves trastornos en su salud y desarrollo”.
En 2016, 600.000 niños menores de quince años murieron a causa de infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores causadas por la contaminación del aire. Ahora, este estudio abre la posibilidad del importante papel que podría tener la contaminación atmosférica en el Alzheimer y el Parkinson.
Enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica
Hasta ahora siempre se ha relacionado la contaminación con problemas de salud respiratorios y cardiacos. Sin embargo, cada vez hay más estudios que reflejan que la contaminación está implicada en otro tipo de patologías.
“Tenemos que tener en cuenta que la contaminación ambiental penetra en nuestro organismo tanto por la respiración; llegando al torrente sanguíneo y depositándose en las capas más profundas de la piel, como a través de las capas más superficiales de la piel. De esta manera, se acumula de forma imperceptible al ser micropartículas. Los resultados son envejecimiento prematuro y desarrollo y empeoramiento de enfermedades inflamatorias de la piel como acné, dermatitis atópicas y ezcemas” explica el Dr. Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral y uno de los autores del artículo “El impacto de la contaminación sobre la piel” publicado en la revista de la Academia Europea de Dermatología y Venereología.
Estamos hablando de la polución provocada por el tráfico, las calefacciones, la incineración de residuos y basura, instalaciones industriales; herbicidas y pesticidas, los incendios forestalesy el ozono, entre otros. Sin embargo, también hay que considerar como contaminación ambiental la provocada por agentes que se pueden encontrar en interiores. Aquí entran los disolventes, pinturas, productos de limpieza, y el humo del tabaco, de las cocinasy de las barbacoas. “Esto quiere decir que estamos expuestos a la contaminación siempre. Además, la acción de los rayos ultravioleta sobre estas partículas contaminantes que tenemos sobre la piel, la convierte en más reactiva y perjudicial para la salud cutánea”, explica el Dr. Sánchez Viera