A nadie se le escapa que la sandía es uno de esos alimentos estrella en favor de la salud de nuestros riñones. La mandan los doctores siempre y cuando queramos mejorar el desarrollo de nuestra función renal, y sobre todo evitemos enfermedades. En muchos casos, más que una recomendación, se convierte en toda una obligación, porque como sabes la alimentación es el remedio natural más efectivo que existe.
Amén del ejercicio físico y el descanso, una buena sandía no sólo sienta bien en verano. Sus múltiples propiedades no comprenden de estaciones.
Por lo que debemos ser capaces de incluirlas en nuestra dieta para que seamos capaces de controlar el funcionamiento de nuestros riñones, sobre todo cuando tengamos algún problema.
Y es que la sandía colabora estrechamente como si fuera un tratamiento más, lógicamente, sin serlo, pero aportando muchas ventajas gracias a una razón principal. ¿Sabes de cuál hablamos?
El gran secreto que la sandía guarda para nuestros riñones
Ocurre que la sandía es una especie de la familia Cucurbitaceae. Es originaria de África con una gran presencia y difusión en todo el mundo, incluido por supuesto España.
Y es que la sandía se cultiva de manera extendida por todo el mundo debido a su fruto, el cuál es un pepónide de enorme tamaño, habiendo sandías de decenas y centenas de kilos por el mundo.
Pero aquí lo importante no es el tamaño en sí, si no todo lo que tiene que aportarle a nuestros riñones por una razón fundamental: y es el agua.
La sandía es una de las frutas que más agua tiene en su composición, y cuenta por ello con unas propiedades depurativas sin competencia en el resto de alimentos.
Son tantas las ventajas diuréticas de su jugo, que la sandía ayuda a limpiar los tejidos de nuestro organismo, y eso lógicamente afecta de forma beneficiosa sobre nuestros riñones.
El otro gran beneficio de este alimento a nuestro órgano renal
Por otro lado, la sandía también suma en lo que viene siendo la circulación sanguínea. El flujo sanguíneo se ve notablemente mejorado gracias a sus cualidades.
Los especialistas relacionan la propia sandía con la mejora de la salud cardiovascular, incrementando el flujo sanguíneo a través de la vasodilatación.
Son tales sus virtudes sobre nuestra sangre, que la American Journal of Hypertension descubrió que la suplementación de extracto de sandía reduce la presión arterial del tobillo.
Y no sólo eso, también desbloquea la presión arterial braquial y la presión de la carótida en los adultos obesos de mediana edad con hipertensión leve.
Por lo que como ves, no sólo influye en nuestro riñón, sino que su consumo está más que recomendado para el cuidado y el desarrollo de otros órganos fundamentales.