En un estudio que utilizó modelos experimentales y biopsias de tejido graso de individuos con obesidad, el equipo reveló que bloquear un receptor específico de la molécula neuropéptido Y (NPY), que ayuda a nuestro cuerpo a regular su producción de calor, podría aumentar el metabolismo de las grasas y prevenir el aumento de peso.
Este receptor que ayuda a conservar energía cuando los alimentos escasean, puede ser la clave para un enfoque más seguro para tratar la obesidad inducida por la dieta. Según reveló una investigación dirigida por el Instituto Garvan de Investigación Médica en Australia.
«La mayoría de los medicamentos que se utilizan actualmente para tratar la obesidad se dirigen al cerebro para suprimir el apetito y pueden tener efectos secundarios graves que limitan su uso. Nuestro estudio revela un enfoque alternativo que se dirige directamente a los tejidos grasos, lo que podría ser una forma más segura de prevenir y tratar la obesidad», señala el doctor Yan-Chuan Shi. Coautor principal del artículo publicado en ‘Nature Communications’.
El receptor Y1 está vinculado a la obesidad
La obesidad y el sobrepeso son problemas importantes de salud pública. La afección puede provocar complicaciones médicas graves, como diabetes, enfermedades cardiovasculares y algunos cánceres. Y aunque los cambios en el estilo de vida son esenciales para cambiar el metabolismo y perder peso, los medicamentos son una opción de tratamiento complementario crucial para algunos.
Los autores del estudio investigaron los receptores Y1 controlados por la molécula NPY. Que se libera en el cuerpo en condiciones de inanición para ayudar a reducir el gasto de energía y aumentar el almacenamiento de grasa. Sorprendentemente, el equipo descubrió que los receptores Y1 se producían en niveles más altos en el tejido graso de las personas obesas.
Luego, el equipo bloqueó el receptor Y1 utilizando el tratamiento experimental BIBO3304 en un modelo de obesidad en ratones. «En nuestro estudio, encontramos que los ratones a los que se les administró BIBO3304 y se les alimentó con una dieta alta en grasas ganaron aproximadamente un 40% menos de peso corporal durante siete semanas que los ratones que solo recibieron una dieta alta en grasas. Esta reducción significativa del aumento de peso corporal fue un aumento en la generación de calor corporal y una reducción de la masa grasa en su metabolismo», explica el doctor Shi.
Además, cuando aplicaron BIBO3304 a células grasas humanas aisladas de individuos obesos, descubrieron que las células comenzaron a activar los mismos genes involucrados en la producción de calor que los de los ratones. Lo que sugiere que dirigirse a la vía del receptor Y1 puede aumentar de manera similar el metabolismo de las grasas. Y a su vez reducir el aumento de peso en los seres humanos.
El estudio se centra en dirigirse a la obesidad desde su origen
El NPY es un regulador del metabolismo que desempeña un papel fundamental durante los estados de bajo suministro de energía. Donde ayuda a almacenar grasa como mecanismo de supervivencia. «Sin embargo, hoy en día, estos efectos ventajosos pueden exacerbar el aumento de peso inducido por la dieta. Lo que conduce a la obesidad y enfermedades metabólicas», explica el coautor principal, el profesor Herbert Herzog.
Los investigadores dicen que un componente crucial del estudio fue demostrar que el tratamiento experimental BIBO3304 no cruzó la barrera hematoencefálica. Y que los efectos antiobesidad del bloqueo de las vías del receptor Y1 no se produjeron a través del cerebro, sino específicamente solo en los tejidos periféricos.
La mayoría de los tratamientos prescritos actualmente tienen como objetivo reducir la ingesta de alimentos al dirigirse al sistema nervioso central. Sin embargo, estos pueden tener efectos secundarios psiquiátricos o cardiovasculares significativos, que han provocado que más del 80% de estos medicamentos se retiren del mercado.
«Nuestro estudio es una evidencia crucial de que bloquear los receptores Y1 en los tejidos periféricos sin afectar el sistema nervioso central es eficaz para prevenir la obesidad, al aumentar el gasto de energía. Revela un nuevo enfoque terapéutico que es potencialmente más seguro que los medicamentos actuales que se dirigen al apetito», afirma Herzog.