Los inquilinos de una vivienda de alquiler tienen obligaciones, pero también derechos. El pago de la renta mensual les permite tener derechos como arrendatarios, así como evitar que su casero se tome libertades que no cumplen la ley. Una de las dudas más frecuentes es si el propietario del inmueble puede entrar en la casa cuando quiera, sin el consentimiento del inquilino.
La respuesta, según la legislación española, es clara: en la mayoría de los casos, no puede hacerlo. La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y la Constitución Española protegen el derecho del inquilino a la inviolabilidad del domicilio. Sin embargo, existen justificaciones legales que le da acceso a la vivienda sin consentimiento.
¿Cuándo puede entrar el casero en la vivienda de alquiler?
Cuando casero e inquilino firman el contrato de alquiler, el propietario pierde el derecho a entrar en la vivienda cuando le convenga. Esto quiere decir que siempre deberá tener el permiso previo del arrendatario si quiere acceder a la casa o el piso alquilado.
Y es que si en el contrato firmas que permites enseñar la casa cuando dejes ese piso, tienes la obligación de dejarle entrar. Eso sí, para que esta situación sea legal debe incluirse en un apartado del contrato de arrendamiento de forma clara y precisa.
En otras palabras, si cuando se firma el contrato está incluida la cláusula de que, en caso de querer dejar la vivienda, el casero puede enseñar el piso a posibles arrendatarios, deberás dejarlo entrar cuando esto suceda.
Otros casos en los que puede entrar el casero
En otros casos, no está permitido legalmente que el casero entre cuando quiera a la vivienda alquilada. La única circunstancia legal en la que puede acceder a la vivienda sin autorización, es en caso de una emergencia real y justificada. Esto incluye, por ejemplo:
- Una fuga de agua o gas que pueda afectar a la estructura del edificio o a otros vecinos.
- Un incendio o riesgo de incendio.
- Situaciones en las que exista peligro inminente para la seguridad o salud de las persona
Fuera de estas excepciones, tu casero no puede entrar a la vivienda sin tu consentimiento expreso, ni siquiera para enseñar el piso a futuros inquilinos si no lo pone en el contrato, o realizar reparaciones.
En caso de que quiera hacerlo, deberá avisarte con antelación. Además, deberá acordar contigo el día y la hora de la visita o reparación, y respetar siempre tu decisión, incluso si no le parece razonable.