Positivo. Ocurrente. Resolutivo. Con esos tres conceptos se autodefine Mario Becerra, un joven de 31 años que reside en Ferrol (Galicia) y que ha creado su propia marca de ropa. Se ha hecho un nombre y un hueco en el siempre complejo mundo de las redes sociales, aunque haya sido de un modo «un poco random«, como él mismo explica, ya que está inmerso en estas plataformas digitales por la insistencia de sus amigos, porque él estaba presente y actualizado en las aplicaciones «pero para pasar el tiempo». No obstante, la historia de Mario cobra más sentido todavía cuando revela que nació con espina bífida, una condición que le ha otorgado un 76% de discapacidad y le ha privado de poder caminar y que le exige estar sentado en una silla de ruedas desde que era un niño.
Su papel en redes sociales va más allá de ofrecer contenido de interés a sus seguidores; es, prácticamente, una labor social y un altavoz del colectivo de la discapacidad. Mario es una persona reivindicativa y luchadora de los derechos para individuos como él, que aspira a lograr una inclusión plena e instalar el concepto de accesibilidad en la mayor escala posible. De hecho, su caso es especialmente particular debido a que se empezó a dar a conocer en plataformas digitales como consecuencia de un vídeo que él mismo colgó en su perfil de redes sociales, en el que denunciaba la ausencia de ascensor en su propio bloque para poder subir hasta su casa, algo que tiene que hacer, literalmente, arrastrándose por el suelo y empujando su silla de ruedas a lo largo de 36 escalones. Esta publicación, siempre con el humor que le caracteriza, conmovió a miles de personas, hasta el punto de lograr más de 45.000 firmas para demandar la instalación de un elevador en el edificio.
Y es que Mario no tiene muchas más opciones para llegar hasta su casa. Él mismo indica que «es eso o no tengo más remedio que dormir en el portal». Además de las redes sociales, este joven ostenta la titulación de Educación Secundario Obligatoria -ESO-, que obtuvo «hace poquito». También se ha sacado un curso de administrativo para lograr introducirse en la rueda del mercado laboral. Pero, ahora, desde hace tres años, se encuentra inmerso en un proyecto personal, en el que ha lanzado su propia marca de ropa, bajo el nombre de ‘Por mis ruedas‘, cuyo acrónimo -PMR-, coincide, de forma paradójica, con las iniciales de Persona de Movilidad Reducida, colectivo del que es integrante.
«Está muy bien que te reconozcan por la calle, pero, al final, aquella reivindicación fue inservible y no tuvo los frutos que yo quería haber recogido».
Así es convivir con espina bífida
La espina bífida es «una condición», explica Mario. Científicamente, se define como un trastorno congénito en el que la columna vertebral no se desarrolla por completo, indican desde el Instituto Nacional de Neurología y Accidentes Vasculares. Además, tampoco tiene, a día de hoy, una solución, que es el peor diagnóstico posible. Para este joven gallego, el proceso de aceptación lo recuerda especialmente complejo en su etapa de adolescente, cuando comenzaba a salir más de casa y podía empezar a intuir que «la gente no es tan empática ni amable como lo pintan». De hecho, su testimonio está repleto de momentos reivindicativos y de posturas que reclama el colectivo de la discapacidad a las administraciones, detallando que se toman muchas medidas pero que «son como mis piernas, no sirven para nada», bromea.
A pesar de haber nacido con esta condición, que le ha inducido a una crónica discapacidad, Mario esta muy acostumbrado a ser autónomo e independiente desde «bien pequeñito», cuando aprendió a hacer las cosas por sí mismo en la medida de lo posible: «me he buscado las castañas siempre por mi cuenta; nunca me ha gustado que me ayudaran en gran medida». De hecho, expone que rara vez pide colaboración de otra persona, excepto en casos extraordinarios que no le quede más remedio. Echando la vista atrás, Becerra comenta a Tododisca que los primeros problemas que le causó la espina bífida no tuvieron que ver con su condición física, sino con la negativa que iba a encontrar como respuesta en la petición de estudiar en su colegio y «me cerró las puertas en un primer momento, alegando que no estaba adaptado». Sin embargo, únicamente tenían que construir «una simple rampa», porque ascensor sí que disponían, indica Mario.
Desde bien pequeño ha tenido que responder ante temas que «tocan las narices» , pero nunca ha desistido y ha criticado todos los detalles y situaciones que no ha considerado justos. Del mismo modo, Benedicto y Rosa Ana, los padres de Mario, son jóvenes y, tal vez, esta característica ha permitido un entorno favorable para su desarrollo, a pesar de ser «ochomesino», es decir, nació a los ocho meses de embarazo, mientras que su madre recibió la noticia en torno al sexto mes de gestación. Por ello, a pesar de haber nacido con una discapacidad congénita, Mario se ha perfilado como «el azote de todas esas personas que no nos dejan ocupar nuestro espacio en la sociedad», como definió en una entrevista otorgada a La Voz de Galicia.
«Desde siempre me he buscado las castañas por mi propia cuenta porque nunca me ha gustado que me ayudaran en gran medida».
‘Por mis ruedas’, más allá de una marca de ropa
Desde que era joven, Mario siempre había querido tener algo propio. Original. En definitiva, «algo que me identificara». No queda duda de que así lo ha hecho, y prueba de ello es la sudadera que lleva puesta mientras atiende a Tododisca, en la que se observa la silueta de un chico en silla de ruedas y con los brazos alzados. Ese chico es Mario Becerra. Por tanto, tras un prolongado tiempo pensando e intentando definir qué proyecto podría abarcar «con muchas ideas y pocos medios», además de superar ese «quiero algo pero todavía no sé el qué» hace tres años que a Mario se le encendió la bombilla, aunque con más incertidumbre que certezas y se lanzó a la piscina del textil.
El diseño no nació del día a la mañana, sino que es fruto de largo proceso y de muchas noches tratando de estructurar qué imagen corporativa es la más adecuada para transmitir: «primero fui probando diferentes cosas, hasta que llegué a la definitiva», subraya Mario. Además, el nombre ‘Por mis ruedas’ es un símil a su vida, en el que pone en valor el esfuerzo, el coraje y el tesón con el que se tiene que armar diariamente; igualmente, de forma paralela, PMR, como también se conoce a la marca, paradójicamente son las siglas de Persona de Movilidad Reducida, un colectivo que bien conoce el protagonista de esta admirable historia. «Al final, la cosa coincide bien y no ha quedado ni tan mal», explica, en tono bromista.
De momento, la principal vía de venta las realiza en modalidad online, a través de su perfil de redes sociales, donde Mario enseña las prendas de ropa y los usuarios le contactan para su adquisición y pago, especialmente en Instagram y Tiktok, donde tiene un amplio número de seguidores bajo el nombre de Paralytiktok. Por tanto, este proyecto va más allá de una marca de ropa; es una idea personal, propia y única que pone de manifiesto la trayectoria y la historia de Mario, en la que una silla de ruedas es sinónimo de su libertad y de fortaleza, pero no sólo física, sino también mental, que es «incluso más importante». Sin duda, esta inmersión en el sector textil no deja de ser una prueba más de la autonomía y las mil y una formas que Mario ha encontrado para labrarse la vida de la mejor manera que ha sabido en cada momento.
«‘Por mis ruedas’, PMR, es un proyecto propio, original y algo que me identifica; además, también hace referencia a las siglas de Persona con Movilidad Reducida».
Reclamación de «derechos» y no de «caprichos»
Mario tilda a la sociedad de «cruel» en determinadas situaciones respecto al colectivo de la discapacidad. De hecho, expone que «de por sí, a nivel general, cada uno mira muy para lo suyo», poniendo de manifiesto que «mientras yo pueda hacer las cosas, no me importa lo demás». O, al menos, esa es la sensación que el tiene tras llevar 31 años de su vida acompañado de espina bífida y un 76% de discapacidad. Precisamente, esta ausencia de inclusión y, a veces. de accesibilidad, es la Becerra reclama a través de sus redes sociales, donde destaca y critica a quienes «se creen que nosotros no tenemos cabida a nivel social, pero también existimos».
En consonancia, este joven de Ferrol relata a Tododisca que, a su parecer, uno de los mayores errores que existen en la sociedad es el pensamiento instaurado de que «pedir un ascensor, por ejemplo, es un capricho y un privilegio, pero realmente es un derecho y una necesidad para nosotros». También lo traslada al cine y al transporte público, donde detalla que hay «muchas etiquetitas, pero a la hora de la verdad no sirven de nada», pero, del mismo modo, echa el guante hacia el colectivo de las personas mayores, especialmente dependientes y que sufren estas condiciones de inaccesibilidad, tanto por parte de la propia sociedad como de las administraciones: «la accesibilidad y la inclusión es de todos, no sólo de nosotros, que tenemos una discapacidad», destaca.
Finalmente, Mario Becerra asevera que todavía queda mucho recorrido para llegar a ser una sociedad inclusiva, en la que «un simple bordillito» sea motivo de revisión para pensar en personas como él que, con una silla de ruedas a motor debe buscar otra ruta para llegar a su destino porque no puede sortear esa barrera. Pero también lo puede llegar a entender, aunque con cierto lamento: «si no lo vives, puedo comprender que no te fijes en estos detalles». Hoy, con residencia en Ferrol, 31 años y una marca de ropa propia, este joven insta a personas en una situación similar a no conformarse con lo que tiene porque «yo soy de los de ‘sujétame el cubata’ que claro que soy capaz». Igualmente, concluye con una máxima en su vida y con una frase que le motiva día a día para seguir luchando y reivindicando lo que es justo: «no dejemos que nuestros derechos se conviertan en privilegios».
«Mucha gente piensa que reclamar nuestros derechos es un capricho, cuando realmente es una necesidad; se creen que nosotros no tenemos cabida a nivel social, pero también existimos».