El tenista Gustavo Fernández renuncia a un premio por discriminar su condición

El deportista paralímpico decidió no ir a los Premios Olimpia ya que estos diferenciaban entre disciplinas olímpicas y paralímpicas

Gustavo Fernández

Gustavo Fernández

Gustavo Fernández, el número 1 del tenis adaptado, lleva años de esfuerzo y dedicación que le han dado frutos con numerosos títulos y galardones, recibiendo el reconocimiento de todos los que lo han visto brillar sobre las pistas.

Sin embargo, la historia que ha decidido contar el tenista argentino queda muy lejos del reconocimiento que debería tener un deportista de elite. En este caso, esta historia se remonta a hace dos años, cuando Gustavo fue nominado para los Premios Olimpia.

Después de una gran temporada, el tenista recibió la nominación a dicho galardón, pese a que esto pudiera ser un motivo de festejo se convirtió en un acto discriminatorio difícil de olvidar para el deportista.

Estos premios estaban divididos en dos categorías «Deporte Olímpico» y «Deporte Paralímpico», algo que dejó al argentino «discriminado y afectado como pocas veces en mi vida», tal y como cuenta el propio tenista a través de sus redes sociales.

Gustavo no entendía porque no podía estar en la terna del resto de sus compañeros de tenis olímpico, ya que según el «las cualidades para ser considerado un deportista de elite, debería estar ternado e incluido dentro de su deporte, por más que no compita directamente con su colega olímpico».

Una carta para acabar con la discriminación en el deporte 

Por este motivo, la estrella del tenis decidió exponer su amarga experiencia a través de una carta, en la que deja ver la profunda decepción que puede llegar a sentir una persona cuando la discriminan sin razón ninguna.

A continuación exponemos la carta de forma íntegra publicada por Gustavo Fernández:

«Dos años atrás fui nominado a los Premios Olimpia (terna paralímpica) y, por primera vez, estuve presente en el evento para recibir ese premio. Sin embargo, en vez de sentirme reconocido y valorado, que estimo es el objetivo principal de la gala, me sentí discriminado y afectado como pocas veces en mi vida. Tomé real sentido de lo que significa la terna “Deporte Paralímpico” para la sociedad, de cómo las personas ven a los deportistas paralímpicos.

Poco importa lo que hagamos los deportistas paralímpicos; siempre se nos mide con una vara distinta. ¿Qué quiere decir esto? Sin importar cuánto trabajemos para mejorar, para evolucionar, para crecer en cualquier aspecto de nuestro deporte, nunca vamos a pasar la barrera que se genera socialmente pura y exclusivamente por la discapacidad.

No tiene que ser un aspecto distintivo que un discapacitado realice un deporte o, yendo más allá, que tenga una vida plena, sueñe y se realice como persona.

Da igual cada caso en particular, y los medios que cada uno utilice para realizarse. Por miedo, a veces, evitamos juzgar o evaluar a una persona con discapacidad, haga la actividad que haga, y lo único que logramos es no comprenderlo en su totalidad y, como resultado, terminamos excluyéndolo. Por lo contrario, lo que deberíamos hacer es naturalizar su condición, informarnos y, de esa forma, entender de qué se trata la discapacidad para generar una real inclusión. Necesitamos analizarnos de igual manera dentro de nuestras diferencias.

Un deportista reúne cualidades técnicas, físicas, mentales, competitivas, personales. Estas cualidades son fundamentales en cualquier deporte que se haga, y se pueden analizar por igual, dentro de la particularidad que tiene cada deporte.

Creo que si el deportista paralímpico hizo méritos deportivos suficientes y reúne las cualidades para ser considerado un deportista de elite, debería estar ternado e incluido dentro de su deporte, por más que no compita directamente con su colega olímpico. El deportista paralímpico debe tener la posibilidad de ser considerado como igual, creer que deportivamente tiene el mismo valor, para que pueda seguir con su desarrollo y crecimiento tanto individual como colectivo. Este es, en mi opinión, el gran paso que debemos dar.

Cuando se tiene la oportunidad de hacer un cambio grande, vale la pena luchar por eso. No es una lucha individual, o un beneficio personal; es algo que quisiera quede para siempre para que nunca más un discapacitado vuelva a sufrir discriminación en relación a este tema. Es un aporte a nuestro crecimiento como sociedad.

Yo no voy a participar ni a ser cómplice de ningún acto de discriminación en relación a este tema. Es por eso que mi decisión de aquí en adelante es no participar en los Premios Olimpia ni en ningún otro premio donde se diferencien las disciplinas olímpicas y paralímpicas.»

 

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