Cuando hablamos de discapacidad mucha gente vincula el término a la dependencia, pero, aunque están relacionados, no son lo mismo. Esto quiere decir que una persona porque tenga discapacidad no va a tener dependencia obligatoriamente, sino que para acceder a esta deberá de cumplir una serie de requisitos, como vamos a ver en este artículo.
En primer lugar, vamos a indicar que la Ley de Dependencia se define la dependencia como «el estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal».
Tengo un grado de 33% de discapacidad, ¿puedo solicitar la ley de dependencia?
El hecho de tener un grado de discapacidad del 33% no quiere decir que la persona pueda acceder a la ley de dependencia, ya que no todas las discapacidades van vinculadas a la dependencia. Eso sí, hay personas que con un grado de discapacidad del 33% van a poder acceder a la ley de dependencia. Por lo que, podríamos afirmar que para poder recibir la ley de dependencia va a depender más el tipo de discapacidad que tiene la persona que el grado que ostenta.
Ahora bien, el Gobierno ha aprobado recientemente el anteproyecto de ley presentado para reformar dos normas al mismo tiempo: la Ley de promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia, y la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social. Con esta nueva reforma se pretende ofrecer una pasarela directa para reconocer una discapacidad del 33% a quien se le conceda cualquier grado de dependencia, prohibirá la discriminación por discapacidad en los seguros y garantizará la accesibilidad universal como derecho.
Debemos de tener en cuenta que las personas que quieran acceder a la ley de dependencia van a tener que cumplir una serie de requisitos que vamos a explicar a continuación.
Requisitos para acceder a la Ley de Dependencia
Para hablar sobre cuales son los requisitos para acceder a la situación de dependencia en España vamos a acudir a la Junta de Andalucía, que recoge que las personas que se encuentran en esta situación deben de precisar de la atención de otra persona para el desarrollo de actividades de la vida diaria (cuidado personal, actividades domésticas, movilidad…), o de otro tipo de apoyos para mi autonomía personal.
Además, especifica que el motivo puede ser la edad, enfermedad o discapacidad, ligadas a la falta o pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial. Todo lo indicado con anterioridad es de carácter permanente.
Eso sí, los expertos explican que hay personas que no se encuentran necesariamente en situación de dependencia, aunque:
- Necesite del apoyo de otra persona después de una intervención quirúrgica.
- Sea una persona con discapacidad y tenga reconocida la minusvalía.
- Tenga reconocida la invalidez laboral.
- Haya sufrido una lesión y necesite estar inmovilizado/a temporalmente.
- Sea mayor y necesite apoyos puntuales de otras personas.
Además, no todas las personas se encuentran en la misma situación de dependencia, ni necesitan de los mismos servicios o prestaciones. Es por ello que si diferencian tres grados diferentes de prestaciones:
- Grado I. Dependencia moderada: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día o tiene necesidades de apoyo intermitente o limitado para su autonomía personal.
- Grado II. Dependencia severa: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no quiere el apoyo permanente de un cuidador o tiene necesidades de apoyo extenso para su autonomía personal.
- Grado III. Gran dependencia: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, necesita el apoyo indispensable y continuo de otra persona o tiene necesidades de apoyo generalizado para su autonomía personal.
Dependiendo del grado que tenga la persona la cuantía de la prestación económica que puede percibir será mayor o menor.