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El rival más duro de Ale Manrique: la historia de cómo pasar de la portería de fútbol a la lesión medular

Ale Manrique sufrió un accidente en la playa que le fracturó la C-5, provocándole una lesión medular que le apartó de los terrenos de juego con 23 años

Álvaro Gutiérrez del Álamo López Álvaro Gutiérrez del Álamo López
20/09/2025 14:00
Entrevistas
El rival más duro de Ale Manrique: cómo pasar de la portería de fútbol a la lesión medular

El rival más duro de Ale Manrique / Imagen AJ Fútbol

Basta un breve intercambio de mensajes y un fugaz inicio de conversación para augurar que el testimonio de Ale va a ser sincero, valiente y transparente. También un vistazo a su perfil de redes sociales, donde se ha erguido como una figura que muestra la realidad de su lesión. Sin filtros y de una forma cristalina. Pese a su juventud, y con una vida completamente sana, marcada, en gran parte, por el deporte, la trayectoria vital de este joven de Santander iba a sufrir un cambio radical, pero al que le iba a dar la vuelta para adaptarse a una nueva realidad y a una forma de vivir diferente, nada parecida a la que disfrutaba durante los últimos coletazos de aquel 8 de julio de 2023 mientras estaba con unos amigos disfrutando de un día de playa.

Alejandro Manrique finalizó la etapa escolar y comenzó a estudiar un grado superior de informática, concretamente de administración de sistemas informáticos en red, que le permitió dedicarse a ello durante «un par de años», hilando contratos en «algún banco, haciendo migraciones de ordenadores». Sin embargo, «al final la vida no me llevó por allí y acabé dejando el tema informático», explica. Su pasión, no obstante, la descubrió «desde bien prontito», cuando ya ejercía como portero en equipos de fútbol, como es el caso del Velarde, un club de su ciudad natal. «Con dieciséis años ya empecé a entrenar porteros y descubrí que era mi vocación, lo que me gustaba y seguí apostando por ello hasta que llegué a gestionar mi propia academia en Cantabria«, bajo el nombre de AJ Fútbol.

El rival más duro de Ale Manrique: la historia de cómo pasar de la portería de fútbol a la lesión medular
Ale Manrique, en su academia de porteros / Imagen AJ Fútbol

De forma paralela, Ale también compaginaba su trabajo en la academia con ser agente comercial en la compañía Mapfre, donde ejercía la profesión como trabajador autónomo. Además de su propia academia, este joven portero también entrenaba y competía en ligas que requieren un alto nivel de exigencia, hasta el punto de ascender de categoría y enfrentarse al Sevilla FC en Copa del Rey: «Estaba en un momento muy bueno de mi carrera», reconoce Ale, pero «desgraciadamente llegó el accidente, tuve que parar y dejar el fútbol apartado«; eso sí, no descarta, ni mucho menos, regresar a la rutina deportiva: «tengo la mirada puesta en retomar los entrenamientos en un futuro, de otra manera, pero volver otra vez«.

«Con dieciséis años ya empecé a entrenar porteros y descubrí que era mi vocación, lo que me gustaba y seguí apostando por ello hasta que llegué a gestionar mi propia academia en Cantabria»

8 de julio de 2023

Era verano y Ale había decidido acudir a la playa de Somo, en Cantabria, con unos amigos para pasar el día y combatir las altas temperaturas, propias de la temporada estival. Una actividad y «una vida normal de un chaval normal«, expone a Tododisca. «Pasamos el día muy bien y muy tranquilo», pero el destino tenía preparado un desagradable guion para finalizar aquella jornada de verano, concretamente «sobre las siete de la tarde, cuando decidimos dar el último baño». Ale entró corriendo al mar junto a dos amigos más, motivado por «la energía del todo el día» y buscando refrescarse de nuevo como paso previo a recoger y marcharse a casa. Sin embargo, y en un testimonio que no deja lugar a la imaginación, este joven relata cómo aquel chapuzón le costó estar sentado en una silla de ruedas a causa de una lesión medular. Un gesto y una acción tan común derivó en un quirófano para «reconstruir» la vértebra C-5, fracturada como consecuencia de aquella caída dentro del agua.

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«Mala suerte porque calculé mal«, Así define Ale aquel suceso, que lo comenta con plena naturalidad, sin tambalear la voz y de una forma transparente. «Cuando ya creía que el agua me cubría lo suficiente, por la altura de las rodillas, me dejé caer hacia delante y choqué mi cabeza contra un banco de arena; me fracturé el cuello en el momento«, subraya. Perdió la movilidad en el mismo instante del impacto, pero no la consciencia, por lo que recuerda que quedó «flotando, bocabajo y empecé a darme cuenta que no podía darme la vuelta», lo que, «literalmente me hizo tragar y respirar agua«. En ese momento, Ale pensó que «ahí se acababa todo; hasta aquí hemos llegado». Sin embargo, y todavía sin saber cómo, «llegó un ángel» en la figura de su amigo Millán, que alertado por la imposibilidad para articular movimientos de Ale, le sacó la cabeza del agua, lo cogió en brazos y lo llevó hasta la arena, donde el resto de sus amigos también se percataron de la gravedad de la situación.

El rival más duro de Ale Manrique: la historia de cómo pasar de la portería de fútbol a la lesión medular
Ale Manrique, durante un partido de fútbol / Imagen AJ Fútbol

Para más complicaciones, si cabe, Manrique recuerda que «era una playa poco accesible«, por lo que el traslado hasta el hospital tuvo que ser en helicóptero. Fueron momentos de máxima tensión, en los que los médicos alertaban a los amigos de Ale, mientras llegaban al destino, que la situación era realmente extrema. «Al haber seccionado la médula, mi cuerpo iba a dejar de respirar; tenían que estar preparados porque yo iba y venía, me desmayaba y perdía la consciencia», expone. A pesar de aquella incertidumbre sobre la vida del protagonista de este reportaje, él mismo destaca que «en cierta parte estaba tranquilo porque me había salvado del ahogamiento«, motivo por lo que tenía la «adrenalina disparada» y trataba de mantener la calma hasta que llegase el equipo de rescate. Finalmente, Ale fue trasladado de urgencia al hospital, donde llegó en «casi» parada cardiaca e hipotermia y pasó directamente a quirófano. Ale tenía 22 años y estaba a un mes de cumplir los 23.

«Cuando ya creía que el agua me cubría lo suficiente, me dejé caer hacia delante y choqué mi cabeza contra un banco de arena; me fracturé el cuello en el momento y empecé a tragar y respirar agua»

Diagnóstico: lesión medular

Aquel impacto contra el banco de arena le costó a Ale la fractura de la vértebra cervical 5, que, a nivel medular, le bajó hasta la C-7 y que le ha provocado un grado de discapacidad «de más del ochenta por ciento«. No obstante, dentro de la extrema gravedad de la lesión, reconoce que su «tetraplejia» le permite usar los brazos con mayor agilidad y tener el tríceps «habilitado», que es el músculo más importante para personas en una situación similar a la suya y lo que le insta a tener «algo más de independencia». Del mismo modo, Ale ha pasado, de nuevo, por quirófano para someterse a una serie de operaciones en las manos, con el objetivo de tener «mejor funcionalidad» y ser un «poquito más» autónomo para tareas diarias.  La vida de Manrique no iba a ser la misma desde aquel fatídico 8 de julio de 2023, pero iba a encontrar en su familia y amigos el mayor bastión sobre el que reconstruirse y volver a encontrar la manera de ser feliz.

Tras seis horas de operación en la que los médicos trataron de reconstruir la vértebra fracturada, Ale despertó, vio a Gloria y José, sus padres, y les trasladó un mensaje de calma: «tranquilos, que estoy vivo, que es lo más importante«. En la Unidad de Cuidados Intensivos, este joven portero comenzó a padecer problemas respiratorios, en parte derivados por «todo el agua que había tragado» y porque la lesión medular «también hace que respiremos peor». En este sentido, rememora que, con el primer diagnóstico «todos pensamos ‘qué pena, no iba a andar’, pero lo realmente importante era salir de la UCI porque estaba muy fastidiado». De hecho, a sus padres les comentaron que «tenían que estar preparados para todo; estaba realmente grave«.

El rival más duro de Ale Manrique: la historia de cómo pasar de la portería de fútbol a la lesión medular
Ale Manrique, durante un entrenamiento de su academia de porteros / Imagen AJ Fútbol

«Todos pensábamos en andar, pero no nos parábamos a pensar que me podía quedar ahí«, explica Ale. Es «una putada, no nos vamos a engañar», lamenta, pero por fin pudo ver la luz una vez que salió del hospital, aunque fuese dirección Toledo, para ingresar en el Hospital Nacional de Parapléjicos, donde Ale «tenía unas ganas increíbles de llegar» y es el lugar en el que le enseñaron a «aprender a vivir de otra forma«. Bien es cierto que su carácter y personalidad ayudan notablemente a que la adaptación sea lo más fugaz posible, por lo que tanto él como su familia «nos fuimos haciendo la idea poco a poco y desde el primer día mi mentalidad es que hay que vivir; no queda otra». Para Gloria y José, explica Ale, «fue un shock, pero priorizaron el tenerme vivo y el tenerme con ellos«.

«Salí de la operación en la que me reconstruyeron la vértebra, tras seis horas de quirófano, y recuerdo que les dije a mis padres ‘tranquilos, estoy vivo, que es lo más importante'»

Volver a empezar «una nueva vida»

A lo largo de la conversación que Ale Manrique mantiene con Tododisca, el valor y la fortaleza de este joven se hacen notables. La voz es firme y no se tambalea en ningún momento: es nítida: y el testimonio, impecable. No obstante, también pone de manifiesto que el impacto contra aquel banco de arena y que le insta a estar sentado en una silla de ruedas, alejado de los terrenos de juego y del travesaño de una portería «no es ningún camino de rosas«, lamenta. Bajo su perspectiva, esta situación «te cambia la vida, te limita muchísimas cosas y eres mucho más débil, frágil y sensible a todo«. Pero también reconoce, en un arduo ejercicio de aceptación y adaptación a esa «nueva vida», que ha sobrevivido a un hecho «que me podría haber matado» por lo que «sólo me queda tirar hacia delante para ser lo más independiente para seguir viviendo y disfrutando de la vida«.

La lesión de Ale es muy grave. Y él lo sabe. De hecho, reconoce que todavía necesita mucha ayuda «para ciertas cosas del día a día», pero también le supone que cada mañana sea un «reto personal para intentar superarme y ser lo más independiente posible, dentro de mis limitaciones«. Así mismo, dentro de la magnitud y del giro que dio su vida, Alejandro es capaz de encontrar espacios para el agradecimiento y valorar que su tetraplejia le permita «hacer cositas que me dan cierta independencia» y que pacientes, en una situación similar, no pueden disfrutar. Su «nueva vida» comenzó hace apenas dos años, pero en este tiempo, Ale ha demostrado que la vida va más allá de parar un penalti en el último minuto para dar la victoria a su equipo, porque ahora su equipo es él mismo y el rival que tiene enfrente es fuerte, pero este portero sabe cómo despejar balones complicados.

El rival más duro de Ale Manrique: la historia de cómo pasar de la portería de fútbol a la lesión medular
Ale Manrique, en un partido / AJ Fútbol

«Te cambia la vida a ti, a tu familia y a tu círculo cercano«. Con esa rotunda afirmación explica Ale como ha sido el proceso de digestión de la lesión medular que tiene desde el año 2023, que la tilda como «una gran tragedia«, pero que si algo bueno le ha sabido encontrar es el poder «agradecer que estoy vivo, que es lo más importante; estuve a punto de morir ahogado«, manifiesta.  Además, debido a su juventud, este portero afirma que «entiende la curiosidad» de quienes le preguntan «porque yo también la tendría», por lo que es capaz de hablar «abiertamente» sobre el accidente que sufrió y sobre lo que significa estar en una silla de ruedas, otorgando la visibilidad que merece para evitar acciones similares con idénticos resultados.

«He aprendido que sólo me queda tirar hacia delante para ser lo más independiente posible para seguir viviendo y disfrutando de la vida; cada día es un reto personal para intentar superarme»

Plazas PMR y entradas para eventos, «un melón»

Ale afirma que no puede tener quejas del trato que recibe por la calle desde que sufre esta lesión medular, al menos por Santander, su ciudad natal y donde reside: «a toda persona que le pides su ayuda, te la presta; en ese aspecto estoy muy contento«. Del mismo modo, abarcando un concepto sensible para el colectivo de la discapacidad, como es el tema de la accesibilidad, este joven cree que «se están haciendo bien las cosas», aunque también es consciente de que «queda mucho camino por recorrer y muchísimas cosas que mejorar«. Aplicado a su caso particular, Manrique informa que dispone de un asistente eléctrico, que le permite ser «mucho más independiente, todavía»; de forma paralela, aplaude los numerosos carriles bici que están instalando en su ciudad, que le otorgan la posibilidad de «ir de punta a punta sólo, con total independencia«.

Por otra parte, Ale también alza la voz para reivindicar un mayor control sobre plazas de aparcamiento destinadas a personas de movilidad reducida -PMR-: «parece que todo el mundo tiene discapacidad porque están siempre llenas y luego ves a una persona salir del coche que anda perfectamente», lamenta. Por ello, indica que «estaría bien estudiarlo y valorarlo para ver a quien se le da esa tarjeta y tener un mayor control» sobre este tema, revisando quien hace uso de esta acreditación, orientada exclusivamente para la persona titular del documento. Del mismo modo, este joven, sensato y tranquilo, también hace referencia a otro aspecto que complica la asistencia de personas con discapacidad a determinados eventos, como es la inaccesibilidad o la cantidad de complicaciones -burocráticas y logísticas, en algunas ocasiones- que han de superar para lograr adquirir una entrada.

El rival más duro de Ale Manrique: la historia de cómo pasar de la portería de fútbol a la lesión medular
Ale Manrique, preparando un entrenamiento / Imagen AJ Fútbol

En su caso, que es un fanático del fútbol, Ale pone de relieve que ha ido en bastantes ocasiones a San Mamés, estadio del Athletic Club de Bilbao, pero no le permiten obtener la entrada mediante la página de internet de la entidad, por lo que le obliga a desplazarse «a hora y pico» de su casa sin la garantía de que queden tickets disponibles. «Somos los que peor los tenemos para acercarnos a las taquillas y ya me ha pasado en ciertos eventos; es una discriminación bastante importante«. Hoy, Alejandro Manrique tiene 25 años, ha soplado las velas dos años seguidos en un hospital y vive en una silla de ruedas por un accidente mientras disfrutaba de un día de playa con amigos el 8 de julio de 2023. Por ello, nadie mejor que él y su experiencia para instar a «disfrutar de todo, de los pequeños momentos con tu familia y con los amigos, que no nos damos cuenta, pero sólo estamos aquí una vez«.

«Las personas con discapacidad somos los que peor lo tenemos para acercarnos a las taquillas para comprar una entrada, sin garantías de que estén disponibles, ya me ha pasado en ciertos eventos; es una discriminación bastante importante»

El rival más duro de Ale Manrique: la historia de cómo pasar de la portería de fútbol a la lesión medular
Álvaro Gutiérrez del Álamo López
Sobre el autor ▼
Graduado en Comunicación y Relaciones Públicas por la Universidad EADE Málaga, además de ostentar un Máster Oficial de Comunicación e Identidad Corporativa por la Universidad Internacional de La Rioja. Amplia trayectoria en medios de comunicación como El Español y gabinetes de prensa, donde he desempeñado labores de relación con públicos internos y externos -stakeholders-, redacción de contenidos y análisis de intangibles empresariales, entre otras. La planificación de medios y la definición de estrategias son los pilares de un correcto plan de comunicación, por lo que decidí formarme en el sector institucional, corporativo y empresarial, desarrollando acciones para lograr los objetivos marcados por la empresa. Actualmente trabajo como redactor de contenidos en Tododisca, especialmente en las sección de prestaciones y sociedad.
Temas: Aparcamientos PMRDependenciaDiscapacidadesLesión Medular

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