La Dirección General de Tráfico (DGT) continúa su lucha contra el exceso de velocidad en las carreteras. Y es que esta infracción, sigue siendo la más cometida entre los conductores. A pesar de las campañas de concienciación, en las que la DGT expone de manera explícita los peligros de este acto, a pesar también de la educación vial llevada a cabo en las autoescuelas. Y por increíble que parezca, a pesar también de las sanciones establecidas desde la entidad de tráfico.
Y es que parece que siempre hay alguna excusa. Las prisas son generalmente la mayor de las coartadas cuando se sobrepasan los límites de velocidad. Prisas por llegar al trabajo, a recoger a los niños, o a la cita fijada. Sin embargo, el verano es una de las épocas más negras en cuando a accidentes de tráfico por este motivo, a pesar de que gran parte de la población, está de vacaciones. ¿El motivo? Que aumentan considerablemente los desplazamientos en carretera y por tanto, aumentan con conductores infractores que no respetan la normativa.
Radares: Una herramienta fundamental
Los radares son las herramientas más eficientes con las que cuenta la DGT para poder controlar el exceso de velocidad en las carreteras. De otro modo, sería imposible abarcar tanto recorrido. Pues por muchos agentes de tráfico que puedan trabajar en este objetivo, lo más viable es usar este tipo de mecanismos. Lo curioso es que a pesar de que todos sabemos de su existencia, y que en la mayor parte de los lugares están señalizados, las infracciones no disminuyen.
Cabe recordar, que los radares utilizan una tecnología de ondas de radio mediante la cual, pueden calcular la velocidad de un vehículo al pasar por su lado. Es por ello, que son fundamentales para controlar el tráfico y mantener la seguridad en las carreteras. De hecho, su mecanismo se ha ajustado tanto, que los equipos actuales no cuentan con un margen de error de más de 5 kilómetros por hora. Algo que además, se ha reducido recientemente.
Además, existen diferentes tipos de radares. Los hay fijos, que son los que se instalan en un lugar estratégico y controlan la velocidad de los vehículos en ese paso. Los hay de tramo, que son los que miden la velocidad del vehículo en diferentes puntos de un mismo tramo para calcular si se ha cumplido con la velocidad establecida. Y los hay móviles. Estos son los más difíciles de detectar, ya que se instalan según la planificación de la DGT.
Este es el tiempo que tarda la DGT en comunicar una multa
La DGT es bastante rígida con este control, y gestiona de manera automática cada sanción por exceso de velocidad que emite un radar. Es por ello, que muchos conductores, al percatarse de que han pasado por al lado de unos de estos equipos sin cumplir con la normativa de tráfico en cuanto a velocidad, se preguntan cuándo les llegará la multa.
La respuesta es que depende. Lo más habitual, es que una multa emitida por un radar de la DGT, tarde entre una y tres semanas en llegar a tu domicilio. Sin embargo, este plazo varía en función del órgano encargado de tramitar la multa. Por ejemplo, si es el Ayuntamiento quien debe emitirla, la sanción puede demorarse en llegarte hasta 30 días.
Por otra parte, existe una opción en la que la llegada de la multa es casi automática. Se trata de los casos en los que los controles son mediante radares móviles. En estos casos, lo habitual es que el equipo detecte tu exceso de velocidad, y lo comunique automáticamente a un puesto de control de tráfico establecido más adelante, para que te pare y te comunique la sanción de tu infracción.