Si hay algo que caracterice el día de Navidad, es sin duda la Misa del Gallo. Y es que tras la cena de Nochebuena, es costumbre que toda la familia allí reunida, acuda una vez llegada la madrugada a la iglesia para esta celebración. Pero, ¿Sabemos qué se celebra exactamente? Pues de aquí parte el origen de toda esta celebración: El nacimiento de Jesús, que es sin duda un gran acontecimiento para todos los cristianos.
Hay quien hoy en día distingue entre una Navidad más auténtica o no, en base a las creencias de quien lo celebre. Sin embargo, la esencia de esta fiesta, ha quedado impregnada casi del mismo modo por igual. Pues aun aludiendo a la parte más superficial, esta fiesta se caracteriza por compartir junto a familiares y amigos, momentos de reunión, en torno a platos cuantiosos y especiales para la ocasión, y regalos que ilusionan a todos los presentes.
Compartir, amor, ilusión… Sin duda, aun en lo más superficial, la Navidad está marcada por un aura festivo que se acerca, como ninguna otra fiesta, a los valores de su origen. Y es que en esencia, esta fiesta tiene un ambiente festivo porque se celebra el nacimiento de Jesús. Por tanto, la celebración es indudablemente religiosa. Un hecho que se hace más evidente entre las familias más creyentes.
Sea por creencia o por costumbre, son muchas las tradiciones que se siguen manteniendo a lo largo de los años y que afortunadamente, están basada en el amor, la ilusión y el disfrute en todas sus formas, junto a los seres queridos. Pues aunque el calendario festivo incluye muchas más celebraciones a lo largo del año, sin duda la de Navidad, ha permanecido como la más entrañable y simbólica que se celebran.
¿POR QUÉ SE CELEBRA LA MISA DEL GALLO?
La Misa del Gallo es una celebración religiosa que se celebra el día 25 de diciembre de madrugada. Por tanto, la tradición manda a que el 24, conocido como la noche de Nochebuena, las personas se reúnan con la familia y seres queridos a compartir manjares alrededor de una mesa. Una oportunidad para compartir y dedicar tiempo de verdad, a nuestros seres queridos seres querido. Un día especial que en algunos casos, no se vuelve a dar hasta el año siguiente.
Y es que si algo tiene la Navidad, es el compromiso que ha quedado instaurado generación tras generación. De este modo, los familiares viajan en estos días desde todas partes del mundo, aportando la importancia que tiene compartir con quienes de verdad quieres, estos días tan especiales. Sin embargo, la noche no acaba o no debería acabar con la cena. Y no, no nos referimos a que continúe la fiesta. Al menos de la misma forma.
Pues a las doce en punto de la noche, llegamos al día 25 de diciembre. Navidad, ¿Por qué? Porque se celebra el día del nacimiento de Jesús. Por eso, es a dicha hora, en la que se celebra lo que se conoce como Misa del Gallo. El momento en el que todos los fieles se reúnen en la iglesia para celebrar que el hijo de Dios y la Virgen María, ha llegado al mundo. Se trata de una ceremonia especial, en la que se celebra un nacimiento. Por ello, en muchos lugares, el ambiente festivo de celebra con cantos a este suceso.
ORIGEN DE ESTA CELEBRACIÓN
Hay que remontarse al Siglo V para llegar al origen de esta tradición. Fue entonces, cuando el Papa Sixto II de Roma, inició la tradición de celebrar una misa nocturna, a modo de vigilia, en la madrugada del 24 al 25 de diciembre, para celebrar el nacimiento de Jesús. En dicha eucaristía, el centro era la oración «mox ut gallus cantaverit», cuya traducción del latín es «al cantar el gallo».
Desde ese momento, cada Navidad a las doce en punto de la noche, se lleva a cabo este culto en honor al nacimiento del Cristo. Una misa que además, mantiene su origen. Esto significa, que todos los Papas han mantenido esta tradición y sigue celebrándose en la Basílica de San Pedro.