La historia de Lorena Bogado y su madre Lola Camacho es una lucha constante. Hace casi 31 años, Lorena llegaba al mundo, pero una deficiente atención médica en su nacimiento le produjo daños cerebrales irreversibles.
Desde entonces, su vida ha sido una dura batalla «suavizada por una voluntad y una vitalidad constante que han posibilitado el milagro que convertir la oscuridad en luz, y las lágrimas en sonrisa», tal y como confirma su madre.
Lola, en una carta que ha enviado a TODODISCA, quiere exponer publicamente la situación injusta que lleva sufriendo desde hace tiempo.
Lorena, acompañada con una silla de ruedas y sin poder hablar, ha conseguido llegar al corazón de cientos y cientos de personas gracias a esa capacidad de superación que plasma en forma de libros de diversas características, desde autobiográficos como historias de amor, pasando por su gran pasión que es la poesía.
«Nada ni nadie impide que mi hija desarrolle su sueño de transmitir todo aquello que su voz no le permite pero su corazón grita, ni siquiera la dificultad de tener que trabajar en sus proyectos con la ayuda de la tecnología y su nariz», afirma la madre.
La música ha jugado un papel muy importante en la vida y desarrollo de Lorena, especialmente las canciones compuestas por su ídolo Manuel Carrasco, al que procesa una devoción sin medida.
Una de sus principales aficiones, como a cualquier joven de su edad, es ir a conciertos y disfrutar de unas horas de melodía que le permiten escapar de problemas, desilusiones o miedos y convertirlos en fantasías, vivencias e ilusiones. «Ese ha sido y será siempre mi objetivo como madre, llenar su mochila de vida, de momentos de felicidad y sueños cumplidos».
«Sin embargo en cada concierto nos encontramos con el mismo problema; una situación totalmente injusta que quiero exponer, teniendo como principal objetivo que se solucione , y no sólo por mi hija, si no por todas aquellas personas que deben luchar contra estas desigualdades», matiza Lola.
Los espacios reservados para personas con discapacidad se caracterizan por estar tan alejados del escenario que , en muchas ocasiones, «ni siquiera percibimos la música con claridad y por plataformas cuya escasa altura provoca que la visibilidad sea nula».
Lola lanza una petición: «No quiero privilegios, sólo quiero igualdad. Y mi petición se basa en hacer extensible las opciones de poder adquirir entradas Premium cerca del escenario o entradas generales a menor precio mas alejadas a todas las personas con zonas adaptadas en ambos lugares. Si no puedo permitirme el precio de las mismas, entenderé que debamos conformarnos con las entradas más alejadas, pero quiero poder disfrutar de esa opción, como puede disfrutar cualquier persona. Lorena y todos aquellos a los que la vida se les presenta diariamente como una dura batalla, tienen el derecho de poder disfrutar de las mismas ilusiones, sueños y metas que el resto de personas». Unas de las otras opciones es que puedan tener una silla para subir escaleras y que le permita estar en diferentes lugares del estadio.
«No os podéis imaginar el dolor como madre cuando el entusiasmo, alegría y felicidad con la que mi hija entra en los conciertos se convierte en frustración , decepción y tristeza cuando no puede disfrutar de ellos», afirma la madre.
Lola termina su carta afirmando que «ojalá algún día pueda conseguir un trato igualitario y justo. Ellos se lo merecen».