“Tengo 30 años, vivo en Salto, provincia de Buenos Aires. Tengo un hermano dos años mayor que yo, mi padre y mi madre. Desde chica viví con ellos, me ayudaron a crecer en lo personal, brindándome la posibilidad de concurrir a una buena institución de mi Ciudad para luego poder ayudarme a que tenga un buen futuro. Estudié en el Instituto N° 5 de la Ciudad de Pergamino. Hice los 4 años de la carrera de Psicopedagogía. Empecé a especializarme en Acompañamiento Terapéutico y Discapacidad. Allí comenzó por fines del 2010 mi primera salida laboral.
Conocí a Ezequiel, en ese momento con casi 2 añitos. Lo atendía en una institución que compartía con muchos otros chicos y adolescentes, el Hogar del Niño de Salto. En ese lugar pasaba su vida diaria: día y noche desde sus 7 meses de vida. Mi labor era contenerlo, asistirlo, colaborar en el Sistema de Salud para su bienestar máximo. Compartimos muchos momentos, internaciones, viajes por salud, escolarización.
Desde un principio con mucha dificultad debido a su parálisis cerebral. Lograba pequeños avances que luego con mucho amor se transformó en lo que él puede hacer hoy en día. Mi vida giraba alrededor de él. Muy lejos de lo ético, en las Fiestas lo trasladaba a mi casa donde vivía con mis padres. Pensaba siempre en mejorarle su calidad de vida.
El tiempo transcurrió y debí poner la mente y afrontar en lo que realmente pensaba para Ezequiel. Pensé en una familia, en brindarle amor y contención, y no sólo eso, sino una vida que le permitiera sus terapias, sus asistencias correspondientes. Ezequiel se mudó a casa cuando el Juzgado de Familia dio la orden de egreso del Hogar del Niño de Salto. En ese momento, cuando recibí la notificación, no reaccionaba del todo lo que realmente ocurría.
Creo que cuando lo vi a Eze durmiendo la primer noche en casa, … ahí me di cuenta de lo importante que había sido todo el esfuerzo. Meses antes de ese momento preparé una sala para que él pueda tener su espacio con juguetes, un piso antigolpes y todo lo necesario para que esté atendido como merece. Luego de algunos meses de Eze en casa, empezaron también a surgirme muchas inquietudes. Dudas sobre la finalización del proceso de adopción. Tenía miedo, porque Ezequiel estaba en casa recibiendo contención y afecto, pero había algo que no estaba bien: la “guarda provisoria”.
La verdad, no me gustaba mucho la idea de “lo provisorio”. Había que esperar, …había que procesar. Y con ayuda de los profesionales también logré mantener o bajar la ansiedad, y permitir que el abogado realice su tarea. Así estuve unos años. Hasta que se logró la próxima instancia pre adoptiva. Pero todos esos meses pensaba ¡qué podía pasar si alguien lo reclamaba! Cuestiones y dudas que fueron trabajándose. Inclusive recibí atención psicológica, y creo que eso me ayudó mucho a llevar adelante el proceso en sí.
Hoy, en 2019, se cumplen 6 años que compartimos nuestras vidas juntos. No fue fácil. En un principio muchos negaron la realidad: “Te arruinás la vida”. “Te va a limitar tu vida”. “No camina y nunca lo va a hacer”. Otros pensaron en él, en su vida y su calidad. Y así logramos estar en una casa donde las escaleras debieron eliminarse, donde toda barrera de a poco, y día a día, fue eliminándose. Empezamos a realizar deporte adaptado y fue realmente una actividad que nos llenó el alma. Llevamos un mensaje por todo el país: “Si querés, podés”, es lo mejor que nos pasó en todos estos años. Las personas con discapacidad y todos los niños merecen vivir en un entorno lleno de amor. Ezequiel, con toda su problemática, lo logró.
Pero hoy tenemos un serio problema, su obra social IOMA (afiliado N° 954850556100) no cumple con los pagos del cuidador domiciliario, y sin ello nos quedamos sin personal. Todos los años nos toca luchar por lo mismo. ¡Esa obra social no cumple! Y eso genera muchas consecuencias, desde la falta de tratamiento hasta la imposibilidad de poder ir a trabajar para cubrir las necesidades básicas que todo ser humano necesita, y poder estabilizar los impuestos que todos necesitamos para vivir.
Ezequiel actualmente tiene una guarda pre adoptiva. Estuvo cinco años con una guarda provisoria y esperamos que este 2019 logremos la adopción. Él tiene 10 años y todo un mundo por delante”.