Un hombre ha sido detenido en Elda (Alicante) por, presuntamente, estafar una cantidad de 11.000 euros a una mujer con discapacidad psíquica. El susodicho se aprovechó de la discapacidad de la mujer para ganarse su confianza.
En concreto, el detenido se trata de un hombre de 55 años de edad. Según apuntan desde la Policía Nacional, el acusado y la víctima mantuvieron una estrecha relación de amistad en el pasado.
Estafa de 11.000 euros a una mujer con discapacidad psíquica
El detenido aprovechó la condición de discapacidad psíquica de la víctima para perpetrar la estafa. Además, poco a poco fue ganándose su confianza hasta conseguir que le facilitase las claves de acceso de sus cuentas bancarias.
Inicialmente, para ganarse la confianza de la mujer, el acusado le presentó diversas facturas falsificadas de dos gestorías de la localidad. En todo momento, el detenido era consciente de la discapacidad psíquica de la víctima y se aprovechó de su buena voluntad.
Así, la víctima pagó varias facturas del acusado en efectivo por un importe de 1.640 euros, tal y como han podido constatar en la investigación policial. Posteriormente, el acusado logró sonsacarle las claves de acceso de sus cuentas bancarias.
Con las claves de acceso en su poder, sacó más de 8.700 euros y realizó compras en centros comerciales con un importe total superior a 1.300 euros. Además, también intentó obtener el reconocimiento de préstamos personales en nombre de la víctima.
Los investigadores estiman que el estafador ha podido extraer más 11.000 euros de las cuentas bancarias de la víctima, entre las diferentes operaciones. Debido a todo ello, ha sido detenido por presunta comisión de los delitos de falsedad documental, estafa y usurpación de la identidad.
El propietario de una gestoría dio la voz de alarma
Todo comenzó a raíz de la denuncia del propietario de una gestoría. El gestor denunció ante la Policía que un antiguo cliente había intentado realizar una serie de tramites fiscales en nombre de otra persona, alegando que era su amigo.
Ante esta situación, el propietario de la gestoría intuyó que se trataba de algo sospechoso, por lo que se negó a llevar a cabo los correspondientes trámites sin contar con la autorización de la mujer. Inmediatamente, puso el caso en manos de las autoridades policiales, que procedieron a iniciar la investigación.
Las alarmas se encendieron definitivamente cuando a los pocos días la propia mujer se presentó en la misma gestoría para solicitar diferentes facturas que se habían ejecutado en su nombre. Todo ello, a pesar de que la gestoría no había autorizado los movimientos.
De este modo, la mujer también decidió interponer una denuncia, explicando que un antiguo amigo le estaba sacando dinero tras haberla engañado. En concreto, el acusado le comentó que colaboraba con un despacho de abogados y que podía ayudarle con sus cuestiones económicas.