El amor no entiende de nada y puede con todo. Claro ejemplo es esta pareja argentina, que a través de una carta, han decidido exponer sus aprendizajes y lecciones después de seis años juntos.
Una relación que al principio parecía imposible, debido a que ambos padecen mielomeningocele (espina bífida), y viven a cientos de kilómetros, pero que con el tiempo no ha hecho más que seguir consolidándose.
Esta preciosa historia de amor, comenzada en 2016, aún continúa y pese al confinamiento, esta pareja seguirá escribiendo con letras de oro una relación que vence todas las barreras a las que se enfrenta.
A continuación, exponemos literalmente la carta publicada por Daiana en redes sociales:
«Mi nombre es Daiana, todos me dicen Dai, vivo en el partido de General San Martin (Provincia de Buenos Aires), tengo 32 años, acuariana, soy Licenciada en Psicopedagogía y junto a mi novio Julián queremos contar nuestra historia.
Él es empleado público del Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, del signo de Libra, vive en Roque Pérez (Provincia de Buenos Aires) y tiene 38 años. Ambos hemos nacido con mielomeningocele (espina bífida), condición que se da 1 entre 1.000 y que consiste en una malformación congénita del tubo neural, esto afecta la parte motriz; en nuestro caso hizo que nos manejemos en silla de ruedas. Esta condición jamás nos impidió realizarnos y cumplir nuestras metas.
Cuando nacimos lo primero que les dijeron a nuestras familias fue que nuestras probabilidades de vida eran muy pocas, sin embargo aquí estamos haciéndole un “quiero retruco” a la vida.
En 2014 el amor tocó nuestras puertas, cuando disfrutando de un rato de tiempo libre en Facebook, llega un mensaje privado de un muchacho con una sonrisa hermosamente luminosa. Dude en contestarlo, pero algo en mi me motivo a darle una respuesta. Después de intercambiar varios mensajes por esa red social decidimos pasarnos nuestros números telefónicos. Entre charla y charla algo mágico entre nosotros se iba construyendo.
Cada vez que mi celular sonaba y su nombre aparecía mi corazón se aceleraba. En esas largas conversaciones fui descubriendo la belleza de su alma, un hombre cálido, dulce, con buen sentido del humor y con una mirada muy positiva acerca de la vida. Luego de muchos meses de mensajes y llamadas decidimos conocernos personalmente; dándonos cita en una ortopedia de capital federal.
Con muchas sensaciones encontradas, tomo la decisión de cancelar ese encuentro, pero él volvió a insistir a la semana siguiente. Algo en mi me impulso a aceptar con total convicción que ese era el momento adecuado y entender que el tren no siempre pasa dos veces.
Fue un 27 de julio del 2014 que nos conocimos. Llegue un rato antes al lugar del encuentro, me encontraba muy ansiosa y nerviosa por conocer personalmente a ese hombre de sonrisa cautivante. Se hizo esperar unos minutos, pero llego, estaba ahí, él con su sonrisa mágica. Fue un encuentro inolvidable, lleno de risas, charlas y miradas cómplices que advertían que era el comienzo de “algo”.
A partir de ese momento comenzamos a viajar en combi todos los fines de semana más de 135 kms para vernos. Luego de algunos meses conociéndonos en profundidad comenzamos formalmente a salir. Por suerte ambas familias aceptaron y apoyan esta relación, mi familia lo adora, y sus padres también a mí.
Tuvimos la suerte de encontrar choferes de nobles de alma que con todo cariño, nos ayudan con nuestras sillas de ruedas y equipajes cada vez que viajamos.
En septiembre de 2016 nos comprometimos, ese año nos fuimos por primera vez juntos de vacaciones. Fue una experiencia única, ya que nos permitió conocernos cada vez más e ir colocando a prueba nuestras capacidades.
Con mi gran compañero de ruta somos parte de un proyecto llamado «Mente flexible, cuerpo sin límites» en el cual damos charlas relacionadas a la discapacidad a niños de jardín de infantes con el objetivo de brindar herramientas que permitan naturalizar la discapacidad, perderle el temor y formar sujetos empáticos.
Con Juli me he animado a tener más confianza en sí misma y empezar a ser más autónoma. Disfrutamos de salir a pasear por la gran ciudad, no nos tenemos el prejuicio ni sentimos el peso de la mirada del otro (que existe esa mirada condicionante cuando ven una pareja con discapacidad). Vivimos el aquí y ahora, usando nuestro presente como arquitecto de nuestro futuro.
Tanto él como yo amamos los desafíos, por tal motivo cada tanto nos aventuramos a realizar algunas actividades diferentes, por ejemplo andar en kayak, hacer parapente, realizar vuelos en avioneta, andar en cuatriciclo, hacer surf adaptado, andar en carruajes, entre otras actividades que hemos hecho en conjunto.
Este 2020 nos hemos ido por primera vez a la costa atlántica totalmente solos, para nosotros fue una experiencia imborrable, ya fue la primera vez que pudimos disfrutar de estar dentro del mar y encontrarnos fortalecidos como pareja.
Que me enamoro de él? Principalmente su sonrisa, sus ganas de vivir, su forma tan positiva de ver la vida, lo compañero que es conmigo (ya que vamos codo a codo, a la par, el uno con el otro), el modo que me hace sentir segura de mi misma y la forma que en la que me ama.
Siento que mi mejor decisión fue haber contestado ese mensaje, ya que a partir de ese momento él con su amor comenzó a llenar de colores mi vida, mi mundo. Hoy puedo decir que es aquel hombre que muchas veces soñé estando despierta. Hoy puedo asegurar que ambos hemos crecido y madurado, hoy puedo afirmar que elijo una y mil veces escribir mi historia a su lado, porque considero que nuestra historia es el comienzo de un camino lleno de aprendizajes y felicidad.
¿Como nos vemos en un par de años? Juntos, llenos de experiencias y aprendizajes, con un largo camino recorrido, con mucho amor de por medio y con nuestros más profundos anhelos hechos realidad. Porque estamos convencidos que los cimientos de nuestro amor son fuertes y verdaderos.
Como verán a nuestra historia no la marco la discapacidad, sino el amor, la fortaleza, el compañerismo y la dicha de encontrar nuestra alma gemela.
Les cuento que el próximo 27 de Julio cumplimos 6 años de habernos conocido, seguramente lo celebremos en cuarentena, pero mas unidos que nunca. Es por eso que se me ocurrió alzar la voz y contar esta historia, la cual fuimos escribiendo en el libro de la vida con muchísimo amor».