Los frutos secos forman parte de nuestra vida y así seguirá siendo por muchos años ya que son muy saludables. ¿Pero sabemos acertar con esta fuente inequívoca de fibra que cuida de nuestro corazón? Lógicamente todos ellos tienen aportes más que nutritivos, pero también conviene saber que no es lo mismo comerse una nuez que una almendra en función de la cantidad grasa que ostenta cada alimento.
Hay muchas cosas positivas que rodean al consumo de frutos secos sobre nuestra sangre en particular y a nuestra circulación sanguínea en general.
Todas ellas tienen que ver directamente con el corazón, cuya salud se ve mejorada gracias al aporte de fibra de alimentos como estos propios frutos secos.
Y es que la ciencia ha podido determinar que hay personas que reducen su riesgo de sufrir un ataque cardíaco gracias a una dieta saludable que incluya, por ejemplo, nueces.
¿Cómo ayudan las nueces al corazón?
El consumo moderado de frutos secos, al igual que otro tipo de comidas, ayuda directamente a los vasos sanguíneos y a la prevención de futuras enfermedades.
Según se refleja en Mayo Clínic, hay cuatro efectos fundamentales por los que comer nueces, por ejemplo, ayuda directamente a este órgano vital de nuestro organismo:
- Reduce los niveles de colesterol y triglicéridos de lipoproteína de baja densidad (LDL o «malo»), que. juegan un papel importante en la acumulación de depósitos llamados placas en las arterias.
- Mejora la salud del revestimiento de las arterias.
- Disminuye los niveles de inflamación relacionados con la enfermedad cardíaca.
- Reducir el riesgo de presentar coágulos sanguíneos, que pueden derivar en ataque cardíaco y la muerte.
La American Heart Association (Asociación Estadounidense del Corazón) recomienda comer unas cuatro porciones de nueces sin sal a la semana.
Pero lógicamente no hay por qué centrar el interés en las nueces como si fueran el único fruto seco que existe, aunque sean saludables. Hay mucho más donde escoger.

La importancia de tomar un fruto seco u otro para nuestra sangre
Ahora bien, toca descomponer y abrir en dos vertientes todos los frutos secos de los que consta nuestra pirámide alimenticia.
Si las nueces tienen ácidos grasos omega-3, pues las almendras convendrán más por otro tipo de nutrientes que podemos adoptar.
Pero el gran quid de la cuestión está en saber diferenciar las calorías que ofrece el fruto seco en función de la grasa total de cada uno de las semillas.
Las castañas apenas tienen calorías, pero las almendras sí tienen niveles altos en la medición uniforme de una onza. Luego miras el porcentaje de grasa total y las castañas no llega ni al gramo, mientras que las almendras crudas sobrepasan los 14 gramos. Ya te toca a ti decidir cuál te gusta más.
Pasa igual con las avellanas crudas, cuya onza tiene 178 calorías y 17,2 gramos de grasa; algo que contrasta con los pistachos (162 y 13 gramos, respectivamente).