El autosabotaje es la respuesta a los obstáculos que muchas veces impiden el cumplimiento de metas o sueños posibles.
Muchas veces experiencias negativas son producto de la desconfianza que tenemos sobre nuestras capacidades. En línea general, el autosabotaje puede ser el miedo a explotar el potencial que cada uno posee.
Asimismo, esta reacción surge generalmente cuando ciertas circunstancias nos hacen salir de nuestra zona de confort.
No obstante, eso no quiere decir que el entorno muchas veces no sabotee o influya en el incumplimiento de metas y retos personales.
Además, es importante considerar que el autosabotaje también llega conforme se evoluciona y no se está preparado para ello; lo mismo ocurre cuando existe el amargo sentimiento del “no me merezco lo bueno que me ocurre”.
En pocas palabras el miedo a crecer es normal, lo que no debe ser normal ni una opción considerable, es bloquearnos ante las recompensas del destino.
Causas
El autosabotaje algo que se forma en la infancia, ya que, desde que nacemos la personalidad y la creencia de lo que queremos se moldea.
Igualmente ocurre con el autoconcepto que nos formamos sobre nosotros mismos, y con ello el papel que jugamos en nuestra existencia.
De acuerdo a artistas que aplican la psicología en sus obras, existen arquetipos de la personalidad que simbolizan lo que somos o proyectamos, es decir, hay quienes representan el huérfano, el guerrero el sabio o el villano.
Sin embargo, el concepto o carácter puede cambiar por sucesos de alto impacto o por la influencia de terceros.
Una de las formas más comunes de autosabotearse, es postergando cosas importantes, evitando retos, cayendo en excesos como el comer demás o vivir del “debería”, “podría”, “haría”, etc.
¿Cómo sabotear al autosabotaje?
- Aceptarlo: Aceptar que somos nuestros propios jueces o verdugos es el primer paso. La aceptación de errores y la responsabilización de nuestros bloqueos, es una buena forma de tomar las riendas de nuestras vidas.
- Energía: Previamente se mencionó que el “debería” es un error, pues esto solo simboliza el poco esfuerzo que se está dispuesto a invertir en nuestros proyectos.
En relación a esto, el primer paso es empoderarse y decretar la acción a ejecutar, es decir, pasar de un “debería” a “lo haré”.
- Planteate tus metas y objetivos de forma objetiva: Está bien tener sueños, pero hay que soñar dentro de la realidad.
No olvides trazar un plan de desarrollo para no perder el rumbo en el proceso.
- Pasos pequeños: La constancia es una virtud que pocos tienen. Esto junto a la disciplina son el coctel perfecto para lograr lo propuesto.
En conclusión, plantéate pequeñas metas que en el futuro serán el resultado de un gran trabajo.
- Cree en ti: Para lograrlo, primero debemos creer en nosotros mismos y en el proyecto antes que cualquier persona. Además, nuestras creencias proyectan la realidad. Esto no se logra de un día para otro.
Cambiar de creencias genera un cambio en el entorno, el cual será beneficioso o no de acuerdo a lo que se quiera obtener.
- Trabajar duro: Parte de cambiar nuestros ideales está el salir de la zona de confort.
Es importante estar consciente que el camino al éxito está lleno de espinas y que para sortearlas se debe terne disciplina.
Como consecuencia, prepárate mentalmente para la ardua labor por la cual se deberá trabajar.
- Entorno: Por otra parte, el entorno puede significar el retraso o avance de nuestras metas, ya que, si este no está acorde a lo deseado seguramente seremos vistos como extraños.
Rodéate de gente productiva y con buena energía.
- Equilíbrate: El equilibrio mental es necesario para la tranquilidad y el orden. Adicionalmente, a nivel físico se debe estar bien alimentado y tener horas de descanso.
Por otra parte, las emociones y el espíritu también deben estar equilibrados pues la estabilidad de ambos da sentido a las decisiones futuras.
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