Un nuevo trabajo de investigación ha descubierto beneficios significativos de tomar una siesta por la tarde en personas mayores de 60 años. Esta es una acción que puede tener efectos favorables contra el riesgo de demencia.
Según los expertos en neurología, el aumento de la esperanza de vida y los cambios neurodegenerativos asociados que la acompañan pueden aumentar las posibilidades de demencia entre la población. En concreto, 1 de cada 10 personas mayores de 65 años.
En este sentido, a medida que las personas envejecemos como proceso natural, los patrones del sueño comienzan a sufrir determinadas modificaciones. Así, las siestas de la tarde se realizar con mayor frecuencia que e años anteriores.
No obstante, hasta el momento, la investigación no había encontrado un consenso general sobre los beneficios de las siestas de la tarde para evitar el deterioro cognitivo y la demencia en problemas mayores; o si simplemente podrían tratarse de un síntoma de demencia.
Siestas vespertinas y demencia
Según una nueva investigación publicada en la revista ‘General Psychiatry‘, dormir siesta por la tarde de forma regular puede estar relacionado con una mayor agilidad mental en personas mayores de 60 años. Igualmente, podría aportar una mejor conciencia de ubicación, memoria de trabajo y fluidez verbal.

Uno de los principales autores de esta investigación es el doctor Lin Sun, del Centro de Enfermedad de Alzheimer y Trastornos Relacionados, en el Centro de Salud Mental de Shanghai, y de la Facultad de Medicina de la Universidad Jiao Tong.
Junto a su importante equipo de trabajo analizaron a fondo determinados parámetros de 2.214 personas aparentemente sanas de al menos 60 años de edad y residentes en diferentes ciudades grandes de China; como Shanghai, Pekín o Xian.
De todos estos pacientes, un total de 1.534 dormían habitualmente la siesta por la tarde; mientras que 680 no solían llevar a cabo esta actividad.
Así, los investigadores sometieron a todos los participantes a una serie de controles de salud y análisis cognitivos para detectar posibles demencias. Además, la duración media del sueño nocturno de los individuos fue de alrededor de 6,5 horas; tanto en aquellos que dormían siesta como en los que no.
Resultados de la investigación
Concretamente, las siesta de la tarde se definieron como periodos de al menos cinco minutos seguidos de sueño, pero no superaban más de dos horas. Todas ellas se realizaban normalmente después del almuerzo.
Igualmente, la frecuencia de las siestas durante la semana variaban en función del participante. Así, oscilaban entre una vez por semana y todos los días de una misma semana.
Los resultados de las pruebas realizadas de rendimiento cognitivo del MMSE ofrecieron datos considerablemente más altos entre los que dormían siesta con respecto a los que no. En este sentido, también se observaron diferencias importantes en la memoria, fluidez verbal y conciencia de ubicación,.
Finalmente, los investigadores informan que se trata de una investigación observacional. Es decir, no se puede establecer con evidencias la causa de estos resultados. Si bien, pueden existir ciertas explicaciones sobre los datos recabados.
Una de las teorías es que la inflamación funciona como un mediador entre las siestas del mediodía y los malos resultados de salud; ya que los químicos inflamatorios juegan un papel relevante en los denominados trastornos del sueño.
Así, el sueño ayuda a regular la respuesta inmune del cuerpo; por lo que se cree que la siesta puede actuar como una respuesta evolucionada a la inflamación.