Dos profesoras de un colegio de educación especial que se encontraban al frente de una clase con niños de entre ocho y diez años se enfrentan a una condena de cuatro años por vejar a esos niños, siete menores con síndrome de Down que acudían diariamente a este coelgio. Los niños habrían sido víctimas de humillaciones y vejaciones por parte de sus educadores durante meses: «Qué asco me das», «Qué ganas tengo de darte una hostia» o «Te voy a quitar la sordera de un guantazo» son algunos de los insultos habituales de estas dos educadores hacia los niños.
Estos mensajes han sido captados gracias a una grabadora de audio que unos padres introdujeron en el interior de un oso de peluche que le dieron a su hija para que llevara a clase cada día después de notar un cambio en su comportamiento y de que esta no quisiera ir al colegio. Este pequeño oso iba colgado de la cremallera de la mochila para que las educadoras no sospecharan de la situación.
«Hay indicios racionales de criminalidad ( …) de la comisión de un delito contra la integridad moral de siete niños, sus alumnos», afirma el juez en un auto. «Así se desprende del contenido de las grabaciones que fueron aportadas a la Policía». Entre esas grabaciones se encuentra el siguiente mensaje, que también prolifera una de las maestras al pequeño con discapacidad: «No se puede ser tan inútil. Lo que hace es el gilipollas. ¿A que sí? ¿Te haces el tonto del culo? Pues más tonta del culo voy a ser yo contigo. ¡Te voy a amargar la vida!».
Las educadoras tendrán que sentarse en el banquillo por el maltrato hacia los niños con discapacidad intelectual
Debido a los hechos que han sido recogidos, las dos educadoras (la titular, B.C., y la auxiliar, M.R.) tendrán que sentarse en el banquillo de los acusados durante el año 2023. Aún no hay una fecha para la realización del juicio, pero previsiblemente se celebrará a lo largo del próximo año.
La Fiscalía ha solicitado para cada una de las educadoras dos años de cárcel, mientras que las familias de los niños elevan la petición a entre tres y cuatro años de prisión. Además, también reclaman una indemnización de entre 20.000 y 30.000 euros por el daño psicológico causado en los niños, además del empeoramiento cognitivo que estarían experimentando los niños.
«Al menos desde el comienzo de 2019 ambas acusadas infligieron un trato humillante y vejatorio a los menores por razón de su discapacidad y con ánimo de lesionar su dignidad y atentando contra su integridad moral», denuncian los padres.