Dolor neuropático: Síntomas y Tratamiento

El dolor neuropático puede resultar de trastornos del sistema nervioso periférico o el sistema nervioso central (cerebro y la médula espinal)

Dolor neuropático: Síntomas y Tratamiento

El dolor neuropático resulta de un daño o enfermedad que afecta el sistema somatosensorial.​ y puede estar asociado con sensaciones anormales llamadas disestesia y dolor producido por estímulos normalmente no dolorosas (alodinia). 

El dolor neuropático puede tener componentes continuos y / o episódicos (paroxística). Estos últimos se asemejan a una descarga eléctrica. Cualidades comunes son ardor o frialdad, sensaciones de «alfileres y agujas», entumecimiento y picazón. El dolor nociceptivo, por el contrario, es más comúnmente descrito como dolor.

El dolor neuropático puede resultar de trastornos del sistema nervioso periférico o el sistema nervioso central (cerebro y la médula espinal). Así, el dolor neuropático se puede dividir en dolor neuropático periférico, dolor neuropático central, o dolor neuropático mixto (central y periférico).

¿Qué es el dolor neuropático?

El dolor neuropático es un trastorno crónico, que puede permanecer en la vida del paciente durante muchos años, y afecta a una población de entre 45 y 65 años de edad.

El dolor neuropático es el concepto con el que se conoce al dolor que se origina en el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) o en el periférico (nervios, plexos y terminaciones nerviosas microscópicas) que se presenta sin que haya ninguna amenaza de la que protegernos, sino que se trata realmente de una enfermedad del sistema nervioso.

En España, en torno a la mitad de consultas de Atención Primaria son a causa de algún tipo de dolor y entre ellas, el 25% se deben a dolor neuropático.

La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que unas 3 millones sufren los efectos de algún tipo de dolor neuropático.

Síntomas del dolor neuropático

Son muchos los posibles síntomas del dolor neuropático, aunque muchos de los pacientes coinciden en sensaciones de quemazón o frío intenso, escozor, hormigueo, adormecimiento, acorchamiento o pesadez excesiva, así como una posible falta de sensibilidad de la zona afectada.

Por otro lado, también se apunta a hipersensibilidad, lo que se traduce en un dolor que aparece ante cualquier mínimo roce, además de la conocida como hiperalgesia, que es el término con el que se conoce al fenómeno de dolor insoportable ante un pinchazo menor; es decir, contactos que en otras personas son casi imperceptibles  pero en aquellas con dolor neuropático es insufrible.

Otras manifestaciones de este trastorno son las siguientes:

En ocasiones, el dolor neuropático se asocia a otras enfermedades, tales como el cáncer, accidentes cardiovasculares o el ictus cerebral.

No obstante, muchos casos no tienen un origen claro y esta circunstancia complica su diagnóstico y, por tanto, su tratamiento.

Causas del dolor neuropático

El dolor neuropático central es encontrado en lesión medular, esclerosis múltiple y algunos accidentes cerebrovasculares. Aparte de la diabetes (ver neuropatía diabética) y otras condiciones metabólicas, las causas comunes de neuropatías periféricas dolorosas son el herpes zoster, relacionados con neuropatías por VIH, deficiencias nutricionales, toxinas, manifestaciones a distancia de tumores malignos, trastornos inmunes y trauma físico a un tronco nervioso. 

El dolor neuropático es común en el cáncer como un resultado directo de cáncer en los nervios periféricos (por ejemplo, la compresión por un tumor), o como un efecto secundario de la quimioterapia, lesión por radiación o cirugía. Hallazgos actuales demuestran que la sensibilidad al gluten no diagnosticada, tanto la enfermedad celíaca como la sensibilidad al gluten no celíaca, puede ser causante de diversos neuropatías al provocar inflamaciones en órganos o tejidos del sistema nervioso.

También están en marcha algunas investigaciones para determinar los efectos del dolor neuropático por ansiedad como otra posible causa de este problema.

Diagnóstico

Como hemos dicho, a veces su diagnóstico es complicado al no encontrarse la causa exacta de su aparición.

Además, su control se hace más difícil cuanto más tiempo se lleva padeciendo, por lo que se aconseja acudir al médico en caso de que se sientan los primeros síntomas.

Así, se suele decir que el dolor neuropático está infradiagnosticado. Se pueden realizar diversas pruebas para detectar algunas de las manifestaciones relacionadas con el dolor neuropático como las siguientes:

Posibles tratamientos

El tratamiento del dolor neuropático puede no llegar a aliviarlo por completo dependiendo de la naturaleza del trastorno. Con los tratamientos que se pueden adoptar se busca mejorar la calidad de vida del paciente, reduciendo el dolor y mejorando así el descanso nocturno para retomar, al menos, de forma parcial el día a día con normalidad.

Los analgésicos genéricos, en ocasiones, no son eficaces. Como se trata de una lesión nerviosa, se buscan fármacos con una acción más centrada en este tejido. Estos pueden ser los antidepresivos o algunos antiepilépticos.

Otras recomendaciones importantes para sobrellevar esta enfermedad es mantener hábitos de vida saludables: alimentación equilibrada, ejercicio físico moderado o técnicas de relajación pueden contribuir a una mejor calidad de vida del paciente.

También pueden aconsejarse ciertas técnicas de estimulación por electrodo de la médula espinal o de los nervios periféricos que puedan estar afectados, así como bloqueos simpáticos, aunque este es solo válido para aquellos pacientes con dolencias más moderadas.

Tipos de dolor

Se diferencian distintos tipos de dolor neuropático dependiendo del foco de este problema.

Dolor neuropático periférico

Es el más frecuente, dándose en el 90% de los casos. Se conoce como dolor neuropático periférico aquel que se origina en el nervio periférico, plexo, ganglio dorsal o raíces.

Pueden distinguirse varias causas de los trastornos en los nervios periféricos: infección, inflamación, degeneración, trauma o disfunción.

Las causas más frecuentes de esta clase de dolor están en el herpes zóster, asociado a VIH, deficiencias nutricionales, neurotoxinas, manifestaciones de tumores malignos, trastornos inmunes y trauma físico en un nervio.

También puede tener su origen en determinados efectos del cáncer o como consecuencia de la quimioterapia, así como alguna sensibilidad al gluten no diagnosticada o trastornos metabólicos como la diabetes.

Dolor neuropático central

En este caso, las causas del dolor neuropático se sitúa en traumas o enfermedades del sistema nervioso central, es decir, a nivel de médula espinal o cerebro.

Sus causas más comunes son alguna lesión en la médula espinal, la esclerosis múltiple, Parkinson o ciertos accidentes cerebrovasculares.

También se manifiesta este trastorno de forma combinada, en lo que se conoce como dolor neuropático mixto.

Dolor neuropático y fibromialgia

Si ya puede ser complicado para los pacientes soportar el dolor neuropático, contar también con los efectos de la fibromialgia.

Cada vez más estudios demuestran que dolor neuropático y fibromialgia están estrechamente relacionadas; la fibromialgia, al igual que el dolor neuropático, es un trastorno debilitante con un dolor extendido y recurrente en articulaciones, tendones, músculos y tejidos blandos, que incapacita o limita la calidad de vida de sus pacientes.

En extremidades y tronco

Entre las regiones en las que se pueden sufrir los estragos de este trastorno, destacan los brazos y o el dolor neuropático en piernas, donde se localizan algunas de las consecuencias más destacadas de este trastorno. También el tronco es otro punto en el que se pueden dar estos dolores.

El dolor neuropático lumbar es otra de las manifestaciones de esta enfermedad que afecta a una gran proporción de la población.

Dolor del miembro fantasma

El dolor del miembro fantasma es otro de los efectos que pueden darse por dolor neuropático: se trata de un dolor que se da después de una amputación.

Es uno de los síntomas menos frecuentes aunque es importante tenerlo en cuenta por parte de aquellas personas que han sido sometidas a una intervención quirúrgica de este tipo.

Se conoce con esta expresión porque el dolor se sufre acompañado de una sensación de que ese miembro aún siguiese estando ahí.

Se suele sufrir, especialmente, en los primeros días y semanas posteriores a la operación, por lo que pasado un tiempo tiende a desaparecer paulatinamente.

 

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