La dieta humana tiene un montón de enemigos químicos que la misma industria alimentaria ha introducido en nuestra vida.
Aunque su función es esa (alimentar) las compañías de comida cada día recurren a más aditivos para volver irresistible sus productos.
Uno de los aditivos más utilizados son los potenciadores de sabores, los cuales sirven para reforzar el sabor de los comestibles.
Generalmente son muy usados en la comida rápida y en los snacks salados, como las papas y galletas.
No obstante, también son agregados en embutidos, sopas instantáneas, algunos sabroseadores y productos enlatados para que el sabor metálico sea minimizado hasta hacerlo imperceptible.
Erradicar de la dieta compuestos de este tipo, se ha convertido en algo primordial para los nutricionistas y expertos de todo el mundo, ya que hay estudios en curso que señalan que podrían tener efectos adversos en la salud.
¿Qué son los potenciadores de sabores?
Como ya dijimos, son compuestos químicos que entran dentro de la categoría de aditivos alimenticios.
Su función es aumentar el sabor de un producto comestible, con el propósito que sean más atractivos para los consumidores y su compra sea recurrente.
Los potenciadores de sabores más populares son los siguientes: Ácido glutámico, diglutamato de calcio, etilmaltol e inosinato disódico.
Aprende a detectarlos en tu dieta
La mejor forma de saber si los potenciadores de sabor se están colando en tu dieta invisiblemente, es conocer sus nombres.

Anótalos en un papel o en tu teléfono, y dedicate con toda la paciencia del mundo a revisar en el supermercado la tabla de ingredientes de los productos que compras.
En caso que no quieras verte raro, puedes hacer la misma revisión en línea.
Ten en cuenta que conforme más se acerque el aditivo a las primeras posiciones de la tabla, mayor será su porcentaje de presencia en el comestible.
También tienes que saber, que hay potenciadores de sabores que son calificados como peligrosos para la dieta humana, según la opinión de algunos expertos.
Un claro ejemplo de ello es el glutamato monosódico, el cual suele ser identificado en el listado de ingredientes como “E-621”, “conservante natural”, “proteína hidrolizada vegetal”, “extracto de levadura”, “umami”, “sal china”, “ajinomoto”, etc.
Efectos sobre la salud humana
El síndrome del restaurante chino es aquel relacionado con la adicción que tenemos sobre un aperitivo de bolsa.
En pocas palabras ¿Cuántas veces no has tomado un poco de estas bolsas y necesitas comer más?
Pues bien, los potenciadores de sabor además de mantener ocupadas a las papilas gustativas, también sirven para engañar al cerebro y hacernos creer que tenemos apetito.
Asimismo, hay que mencionar que parte del efecto de estos aditivos, es hacer creer que estamos ante una auténtica delicia y por consiguiente crear un vicio incontrolable.
En el caso del glutamato monosódico, este es de los más usados y que tiene fuerte presencia en los restaurantes chinos; de allí el nombre del síndrome nombrado al principio.
La sintomatología de esta afección se manifiesta en personas sensibles a este tipo de aditivos; llegando a causar dolores de cabeza, mareos, sudoración excesiva y enrojecimiento en la cara.
Otro factor relevante de los potenciadores, es que alteran la regulación del apetito, por lo que la persona sentirá ganas de comer sin medida, y por supuesto de incluir en su dieta alimentos poco sanos.
Por otro lado, los expertos señalan que estos compuestos son los responsables de la obesidad, ya que las personas con esta enfermedad albergan en sus despensas comida chatarra y carente de nutrientes.
Cuidado con los aditivos en la dieta infantil
En diversas ocasiones los expertos han manifestado los efectos de los snacks de bolsas en los niños.
Se estima que estos causan una especie de excitación neuronal en los más pequeños, logrando la alteración de su comportamiento y actividad motora.
También logran alterar las papilas gustativas, provocando que los niños prefieran los sabores intensos artificiales a las frutas y verduras orgánicas.