El Día Mundial del Sueño se conmemora el tercer viernes de marzo. Este día se conmemoró por primera vez en 2008, bajo el lema «Sleep Well, Live Fully Awake»(Duerme bien, vive completamente despierto). Este día es promovido por la Asociación Mundial de la Medicina del Sueño y se intenta concienciar a la sociedad sobre los trastornos.
El objetivo de este Día Mundial es dar a conocer las consecuencias a la salud física y mental de los problemas del sueño, a la vez hace públicos los esfuerzos que se están llevando a cabo para la prevención y el tratamiento de los trastornos de este.
El sueño es una parte importante de la calidad de vida. De hecho, los expertos lo consideran como uno de los pilares de la salud, junto al ejercicio físico, una alimentación equilibrada y el bienestar emocional. Además de con la obesidad y muchas otras patologías, el sueño también está íntimamente ligado con el dolor crónico.
No es una cuestión menor porque, según datos de la Sociedad Española del Sueño, un 33% de la población mundial presenta dificultades puntuales para dormir y, entre un 10 y un 20%, tiene problemas crónicos para descansar correctamente.
Importancia de los ritmos circadianos
Uno de los puntos importantes sobre esta conmemoración es enfatizar la importancia de los ritmos circadianos en el sueño saludable. Los ritmos circadianos se refieren a eventos cíclicos dentro del cuerpo, como los ritmos en las hormonas, la temperatura corporal y los niveles de alerta. Los relojes biológicos del cuerpo producen ritmos circadianos, pero factores ambientales como la luz solar los alteran.
Se ha descubierto que la preservación de los ritmos circadianos regulares reduce el riesgo de trastornos del sueño y de salud mental, así como problemas de salud crónicos, como la obesidad y la diabetes. El sueño sano es uno de los tres pilares de la buena salud, junto con una dieta balanceada y ejercicio regular.
Tres elementos de buena calidad son: la duración, que debe ser suficiente para que la persona que duerma esté descansada y alerta al día siguiente; la continuidad, que significa que el sueño no debe ser interrumpido ni fragmentado; y la profundidad, ya que debe ser suficientemente profundo como para ser reparador.